viernes. 29.03.2024

El bolígrafo de plástico fue, en su momento, un invento que revoluciono toda la industria. Estamos hablando de una época en la que todavía se usaba pluma y tinta y la escritura no era accesible para todo el mundo. Marcel Bic cambió todo esto.

Hoy en día el bolígrafo de plástico está expuesto en el MoMa de Nueva York y en el centro Georges Pompidou de París y es considerado uno de los inventos más revolucionarios del siglo XX, es el bolígrafo más vendido del mundo y se comercializa en un total de 160 países.

Las historias que se podrían contar sobre los bolígrafos Bic son casi infinitas, no por nada fue el símbolo de una generación. El problema reside en que la sociedad ha cambiado mucho desde entonces, el concepto de desechable era una de sus señas de identidad, pero en un mundo en el que el impacto medioambiental es uno de los principales problemas este concepto no puede seguir usándose.

Bic es consciente de esto y por eso ha intensificado la reducción de materias primas utilizadas, apostando por reciclados o alternativos y haciendo que sus envases y productos sean lo más reciclables posible. Sin embargo, la pandemia llegó y la facturación descendió más del 12%, hasta 1.628 millones de euros, con un beneficio neto de 157 millones (-37%). Hoy las acciones cotizan cerca de 50 euros, en el nivel del 2009, cuando en el 2015 en sus máximos rondaban los 150.

A pesar de esto, Bic intenta ver toda esta situación de la manera más positiva, argumentan que la caligrafía y, por lo tanto, sus bolígrafos pueden servir como una especie de desintoxicación digital. La idea del grupo es tender un puente entre lo analógico y lo digital.

Los bolis Bic se adaptan a los nuevos tiempos después de 70 años