sábado. 20.04.2024

A pesar de estar prohibida desde 2017 en Afganistán, la práctica pedófila de los “bicha bazi” sigue en aumento. Se trata de una ‘tradición’ afgana en la que niños esclavizados son obligados a bailar o a mantener relaciones sexuales con hombres poderosos o comandantes militares.

Durante este último año el tráfico de personas, sobre todo de niños, en Afganistán ha ido en aumento. A pesar de haber sido explícitamente prohibido por primera vez en la ley actualizada contra la trata y el contrabando de enero de 2017.

Una de las razones por las que el Gobierno afgano decidió responder a esta práctica fue que las milicias antigubernamentales cada vez usaban más niños como armas, según Meena Poudel, que encabeza el proyecto de lucha contra la trata en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). "Los jóvenes secuestrados por los milicianos solían sufrir abusos sexuales antes de que los emplearan como terroristas suicidas", ha explicado Poudel, antes de recordar que el Gobierno afgano ha reconocido que sus fuerzas de seguridad también son responsables de esta práctica.

"La investigación en la que están trabajando la OIM y el Gobierno para crear su primera base de datos sobre casos de trata en Afganistán ha revelado que el número está aumentando y que la situación es cada vez más compleja", ha contado Poudel a la Fundación Thomson Reuters desde Kabul. Poudel pone como ejemplo la "mafia de médicos" que opera en toda la región y que extrae los órganos de las víctimas de la trata de personas.

“A pesar de haberse fortalecido la ley contra la trata de personas, no se han recibido los recursos necesarios para que se cumpla” explica Kandiwal, cuyo estudio se publicó por la Unidad de Investigación y Evaluación de Afganistán, un grupo de expertos con sede en Kabul. “La percepción es que el tráfico humano no es una prioridad para el Gobierno afgano”, ha declarado después de numerosas entrevistas con personas que trabajan en el sector. “no hay siquiera un tribunal dedicado a escuchar casos de trata de personas, y apenas existen información sobre dónde acudir para denunciarla. Mientras no haya una institución para implementarlo, no creo que se marque diferencia alguna" lamenta Kandiwal.

La tradición pedófila de los 'bacha bazi' en Afganistán