jueves. 18.04.2024

La invasión rusa a territorio ucraniano ha acabado con la vida de miles de personas, y ha interrumpido la de otras millones más. Entre las bombas y la muerte, la desesperación y la ausencia de esperanza, el amor continúa abriéndose paso adaptándose a los nuevos tiempos de guerra e intentando dar un atisbo de esperanza a la humanidad acerca de ella misma. Ya son varias las parejas que han celebrado su boda o pedido la mano en las trincheras, no es ni mucho menos el momento que soñaron, pero sí el que necesitan.

Lesia y Valeriy, reservistas de las Fuerzas de Defensa Territoriales de Ucrania, han protagonizado uno de esos momentos enternecedores y esperanzadores. Ambos se han casado en el frente, en un puesto de control militar cerca de la ciudad de Kiev, no se veían desde que comenzó la guerra. La pareja lleva 22 años unida, y tienen una hija de 18 años en común "Estoy feliz de que estemos vivos y de que haya llegado este día", comenta Lesya.

No hubo vestido blanco ni tampoco smoking, y no se puede decir que fuera una boda demasiado convencional, a la que pudieron asistir sus seres más queridos acompañando a los novios en un día de felicidad, amor y color. Pero, al menos ella pudo llevar el tradicional velo y un precioso ramo de flores. Realizaron la ceremonia a campo abierto y pudieron intercambiarse los anillos y brindar entrelazándose los brazos. Uno de sus compañeros se colocó como sacerdote de la Iglesia Ortodoxa y otro tocó la bandurria (instrumento tradicional ucraniano) para enmarcar el histórico momento. El resto de sus compañeros se limitaron a observar y vigilar la preciosa escena, preparados con sus armas en caso de ataque. Y es que, aunque pudieran olvidarlo durante algunos minutos, seguían en guerra y ellos estaban justamente en campo de batalla. 

Como invitado de honor, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, ex campeón de peso pesado de Boxeo, se acercó a saludar a los recién casados. Lesya Ivashchenko y Valeriy Fylymonov ya tenían la fecha de la boda fijada antes de que comenzaran los ataques, pero por lo impredecible de los combates, decidieron oficializar su relación contrayendo matrimonio regalando al mundo un ejemplo de humanidad y humildad en tiempos de guerra. 

Otro de estos instantes especiales lo ha protagonizado un soldado. Como cada día,  el soldado espera agazapado en la trinchera junto a sus compañeros. Sin embargo, algo sucedió que hizo que este día acabara siendo no tan rutinario como de costumbre. El soldado ha cambiado el fusil por un ramo de flores. A los pocos minutos llega su novia en un coche al lugar, mientras el resto de compañeros vigila el frente.

 

Futuras bodas

Irinka también es soldado y combate contra las tropas rusas. Desconoce lo que le aguarda en la trinchera de su novio. Después de hablar con uno de los militares, se da la vuelta y ahí está su pareja: arrodillado con un anillo y un ramo de flores "Me enamoré de ti el día en que nos conocimos", le dice él al pedirle la mano. "Sí, quiero", responde sin dudarlo Irinka ante la alegría, ilusión y celebración del resto de la compañía.

Una escena similar se ha repetido en Odessa, al sur de Ucrania. Tras los sacos terreros, un soldado ha sorprendido a su novia con una pedida de mano. Rodilla al suelo, flores y anillo. La respuesta ha sido un sí, por lo que podemos decir que hay otra boda en camino.


 

El amor desafía a la guerra: Soldados ucranianos se casan en las trincheras