Alvaro Sánchez. Ha regresado el Rafa Nadal más poderoso. A sus 33 años recién cumplidos. Aunque en varios momentos de su carrera deportiva hemos pensado que la mejor versión del tenista balear ya no la volveríamos a ver, resurgiendo por esa fuerza mental única que posee, el nivel de juego mostrado este domingo por Nadal en la final ha sido extraordionario, excepcional.
Con un poderosísimo primer servicio, con una rapidez de piernas hacia la red y en desplazamiento horizontal máxima, con una gran profundidad y velocidad de golpe de derecha y con la misma ilusión y ganas que cuando estaba compitiendo por sus primeros torneos de Roland Garros, ha ratificado que hoy día es el Rey Mundial de la tierra batida.
Enfrente ha tenido a un Dominique Thiem, que aunque ya ha ganado a Nadal, hoy parecía un rival menor, que a buen seguro llegará a dominar en unos años esta superficie, pero que hoy día tiene a un competidor más potente que él.
El desarrollo del partido sólo tuvo un momento de debilidad en el tenista español en el segundo set, que se adjudicó el austriaco por 5-7 y que coincidió con el mejor juego del austríaco.
El primer y tercer set fueron ganados con solvencia por Rafa Nadal, con un tanteo de 6-3 y 6-1 respectivamente.
El cuarto y definitivo set se lo adjudicó por 6-1 completando su 12ª victoria en Roland Garros en 3 horas y un minuto de juego.