La Unión Europea se ha encontrado con una solución a la reactivación del turismo para países como España, donde este supone más del 12% del PIB. Estos se han mostrado receptivos ante esta alternativa, sin embargo existe otra cara dentro de la UE que califica de discriminatorio a esta opción de turismo.
Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad, ha propuesto un uso alternativo a este "pasaporte Covid", en caso de haber recibido la primera dosis de la vacuna y tener que ser trasladado a otro país de la Unión, tener el derecho de, en el lugar en el que te encuentres, poder recibir esa segunda dosis. Mientras tras la posibilidad de que este sirva como una facilidad para poder viajar por ocio, Itziar de Lecuona, profesora del Departamento de Medicina y subdirectora del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona, ha comentado como hoy la efectividad de la vacuna todavía no es del todo certera en cuanto a transmisión del virus, “Como concepto está muy bien: una especie de semáforo que te dice ‘este pasa [si está vacunado], este no [si no lo está]’, pero no es tan simple”. La vacunación ha probado como en grandes porcentajes se esta evitando la infección del virus, pero no su transmisión por lo que tener la vacuna no basta para garantizar una movilidad sin contagios.
Fernando Simón también se ha posicionado en cuanto a la nueva propuesta, debemos ser prudentes y no lanzarnos a cualquier solución milagrosa para la vuelta a la normalidad, ya que existen más factores que el hecho de crear alternativas como problemas legales e incluso éticos. “Cuando tengamos un documento adecuado que aporte a la sociedad lo que debe y que no sea discriminatorio con nadie, lo utilizaremos de la mejor manera posible. Pero hay que resolver muchos aspectos relacionados antes de pensar que esto va a solucionarnos la vida a todos y que vamos a poder movernos como antes”, aclara el epidemiólogo.
Parte del impulso de esta vía de escape a la normativa Covid, es la efectividad y puesta en marcha de mecanismos similares en países como Israel el cual ha creado el "pase verde", un certificado digital que después de recibir la segunda dosis permite acceder a actividades de la vida cotidiana como espectáculos o eventos deportivo. Todo esto surge tras el éxito de Pfizer/ BioNTech en el país, haciéndolo líder mundial en vacunación. Pero la situación en Europa, y más concretamente en España, es muy distinta. Actualmente contamos con un 2,6% de la población con ambas dosis de la vacuna y un poco menos del doble que ya han recibido la primera, de todas maneras estos números todavía no se consideran óptimos para implantar este sistema.
Otro de los inconvenientes que se ha puesto sobre la mesa es el orden poblacional para la vacunación, en España contamos con la segregación por población de riesgo y franjas de edad, por lo que no todo el mundo tiene acceso a la vacuna. Activar el "pasaporte Covid" en esta situación sería discriminatorio ya que “el pasaporte se tendría que dar cuando todo el mundo estuviera en igualdad de condiciones, o bien por haber pasado el virus o bien porque ha tenido la posibilidad de vacunarse”, explica Eva Martínez Cáceres, vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
Por otro lado se han discutido cantidad de escenarios a los que la creación de este certificado daría pie, como el aumento de la brecha con países subdesarrollados, la existencia de un mercado negro de certificados o la discriminación biológica. Organizaciones como la OMS ha opinado también a cerca de la cuestión y comenta que a mayores de la aún cuestionable efectividad, existe la limitación de las existencias de las dosis, ya que todavía son muy reducidas y aquellos que no tengan acceso a ellas se verían injustamente obstaculizados y esto podría causar un descontento y una reacción similar a la que pudimos ver con las revueltas por la aprobación de toques de queda o confinamientos preventivos en nuestro país.