miércoles. 24.04.2024

Desde el salón de actos de la Facultad de Informática de la UCM, se ha celebrado los días 16 y 17 de abril la final de la XXV edición de la Olimpiada Informática Española. Durante esas dos jornadas, se ha buscado a los estudiantes preuniversitarios que representarán a España, también virtualmente, en la Olimpiada Informática Internacional que se celebrará en Singapur el mes de julio. En la final han participado 24 estudiantes de secundaria, desde 4º de la ESO hasta 2º de bachillerato, provenientes de distintas Comunidades Autónomas. De Asturias ha participado uno, mientras que han sido dos los participantes de cada una de las otras comunidades: Castilla y León, Murcia, Madrid y Sevilla. En total existen nueve competiciones regionales, pero hay cuatro que no han podido celebrarse a tiempo este año para poder enviar aspirantes.

Además, como no todas las zonas de España tienen una competición regional, la propia Olimpiada organiza dos concursos clasificatorios abiertos que intentan dar, a todos por igual, una posibilidad de participar en la Olimpiada. De los más de 250 registrados en esos concursos abiertos se han clasificado 15, con los que se completan los 24 participantes de esta final.

En la final se han repartido 4 medallas de bronce, 4 de plata y 4 de oro. Los cuatro oros son los que van a representar a nuestro país en la competición internacional y sus nombres son Darío Martínez, Bernat Pagès, Oscar Garries Urbina y Joan Cintas Navarro. Aparte de asistir a la competición, la Fundación Cellex ha regalado un smartwatch al segundo, tercero y cuarto de los clasificados, mientras que al primero le ha entregado un ordenador portátil.

Los estudiantes que han conseguido las medallas de plata son Pablo Sáez Reyea, Roger Lidón Ardanuy, María Lucía Aparicio García y Daniel López Piris. Por su parte, los que se han hecho con la medalla de bronce son Leonardo Costa Lesage, Pau Martí Biosca, Hugo Domínguez Santana y Tiago Giráldez Simón.

También ha habido dos menciones especiales, a María Lucía Aparicio García, como la mejor programadora, y a Darío Martínez, como mejor estudiante de la ESO, que además ha sido el único en superar los 500 puntos en esta Olimpiada.

Marco Antonio Gómez, profesor y vicedecano de Innovación de la Facultad de Informática de la UCM, y Jacobo Vilella, de la Fundación Aula, fueron los conductores del acto y los que recalcaron que “a nadie le sorprenderá, por la pandemia, que este año la Olimpiada sea on line y que los participantes compitan desde su casa”. Informaron también de que en esta Olimpiada han participado tres entidades, la Universidad Complutense, como entidad hospedadora, la Fundación Aula y la Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática (CODDII), que aglutina a todas las facultades de Informática de España, y que estuvo representada por Ismael García-Varea, vicerrector de Transformación Digital de la Universidad de Castilla La Mancha.

El rector de la UCM, Joaquín Goyache, envió unas palabras de bienvenida a los participantes y de agradecimiento a los que han hecho posible que la Olimpiada se pueda celebrar fuera de Cataluña, donde nació de la mano de la Fundación Aula, y que se haya podido organizar desde Madrid. Habló Goyache de la estatua de Al Juarismi que se inauguró en la plaza de Ciencias en diciembre de 2020, del que “viene el nombre de algoritmo que tan importantes es en esta Olimpiada”. Confía el rector en que muchos de los participantes opten en un futuro muy cercano por estudiar en nuestra universidad.

Fomentar la formación

Silvia Terrasa, directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Universidad Politécnica de Valencia y vicepresidenta de (CODDII), cree que “la pandemia ha servido para acelerar la digitalización de los procesos de todos los ámbitos de la sociedad, y que si queremos ser competitivos para las demandas de un futuro inmediato hay que invertir en formar a los estudiantes en aquellos aspectos clave que les permitan evolucionar y adaptarse”. Opina, por tanto, que “la informática ha pasado a ser el hilo conductor que permite al mundo avanzar, y por eso es fundamental mejorar la formación en informática que se está dando en niveles preuniversitarios”.

Laia Pemán, de Aula Escola Europea, informa de que “la Olimpiada Informática Española nació en 1997 cuando se detectó que la formación era principalmente autodidacta entre los jóvenes preuniversitarios, situación que no ha cambiado en la actualidad”. Desde entonces trabajan para difundir la formación en programación informática desde edades tempranas y en incentivar grupos de aprendizaje y colaboración entre los jóvenes. Además, “las olimpiadas pueden aportar prestigio, tanto a los alumnos que participan como a sus escuelas de origen, y al llegar a la fase internacional podemos poner en balance nuestro nivel con el de otros países. Esto, para los alumnos, se transmite en un reto y un estímulo”.

La programación, según Pemán, “ayuda a la creatividad del alumno, le permite desarrollar su razonamiento y la resolución de problemas, así como potenciar el trabajo en equipo”. Por eso se piensa que debería ser una parte obligatoria de la formación secundaria, no para formar programadores, sino para “educar a gente crítica, metódica, perseverante y creativa. En definitiva, jóvenes que no se rinden ante los retos difíciles”.

Jacobo Vilella recordó que la Olimpiada Informática Internacional, en la que participarán los cuatro ganadores de la Olimpiada Española, es un evento en el que compiten, a nivel individual, los mejores concursantes del mundo. En cada edición concursan más de 300 estudiantes y es una ocasión que permite contextualizar. España tiene 21 medallas, conseguidas en sus 24 participaciones, y “aunque los problemas que eran difíciles hace unos quince años hoy son los problemas fáciles, nuestro país ha conseguido mantener el ritmo medallístico, algo meritorio, sobre todo porque la formación de los estudiantes, como ya se ha dicho antes, sigue siendo fundamentalmente autodidacta”.

Resolver problemas

En la Olimpiada los problemas tienen que ver con algoritmia y se deben resolver en un lenguaje de programación concreto. Estos problemas los crean, los pruebas y los ajustan un grupo de jóvenes, entre los que se encuentran Alberto Maurel, estudiante de quinto curso del doble grado de Ingeniería Informática y Matemáticas en la UCM; Blanca Huergo, estudiante de Matemáticas y Ciencias de la Computación en la Universidad de Oxford; Félix Moreno, también estudiante de Ingeniería Informática y Matemáticas; Izan Beltrán, antiguo participante en la Olimpiada; Javier Nistal, también participante hasta el año pasado; Jordi Guillem Rodríguez, que lleva ya unos años ayudando en la preparación de la Olimpiada; Max Balsells, estudiante de Matemáticas y Datos en la UPC; Óscar Balcells, que participó los dos últimos años, y Pablo Hidalgo, graduado el curso pasado en Informática y Matemáticas en la UCM.

La solución a las respuestas, de acuerdo con Vilella, no es binaria (correcta o incorrecta), sino que cada problema se barema en una puntuación entre cero y cien puntos. Eso se hace en base, por ejemplo, “al tamaño de los datos de entrada, en lo que se conoce como subtareas, de tal manera que cada subtarea da una serie de puntos”.

En las Olimpiadas tampoco afecta el momento en el que se resuelve el problema, y según va avanzando el concurso los participantes van consiguiendo más puntos por problema, con ese máximo de cien. Además, en la Olimpiada “hay dos días de concurso, de tal manera que se puede remontar en el segundo día si se dan mejor los problemas de esa jornada”.

Este año, para hacer más ameno el concurso a los espectadores de la Olimpiada, se ha añadido contenido durante el ranking, en concreto una serie de entrevistas con los participantes para irles conociendo durante las siete horas totales del concurso. La experiencia, según Marco Antonio Gómez, “ha sido muy buena, porque se les ha conocido mucho mejor que si hubieran estado de manera presencial en la Facultad”.

Inteligencia artificial

La Olimpiada contó con una charla inaugural sobre inteligencia artificial y aprendizaje automático, a cargo de José Antonio Gámez, catedrático en la Universidad de Castilla La Mancha. De acuerdo con él, y con una definición ya algo antigua, “inteligencia artificial es hacer que las máquinas se comporten como en las películas”.

Teniendo en cuenta qué podría hacer esa IA, las de mayor capacidad serían las superinteligencias artificiales, que son programas o máquinas con un intelecto muy superior a los seres humanos en cualquier campo. Un poco por debajo estaría la IA general, que son máquinas que se comportan como los humanos, que podrían aplicar inteligencia a cualquier campo del desarrollo. Más debajo todavía estaría la IA débil o concreta, que son máquinas o programas enfocadas a resolver una tarea específica. Esta última es la que más se está investigando hoy en día en buscadores como Google, navegadores, asistentes virtuales que reconocen nuestra voz, juegos, identificación de rostros, diagnóstico médico, sistemas de recomendación a partir de preferencias, vehículos.

Sea como sea, lo que es bastante probable es que en el desarrollo de más y mejores inteligencias artificiales tendrán mucho que decir estos jóvenes que han participado en la Olimpiada Informática Española.

Darío Martínez, mejor estudiante de la ESO en la Olimpiada Informática Española