martes. 23.04.2024

Más de una docena de colegios de todo el estado de Washington se sorprendieron al encontrar un cheque por valor de 550.000 dólares en sus buzones el mes pasado.

Los cheques eran cortesía de Eva Gordon, una mujer de Oregón de 105 años que falleció en junio y que tenía una fortuna secreta de 10 millones de dólares.

"Mucha gente no era conocedora de su riqueza", dijo John Jacobs, su ahijado y representante de bienes. “Le gustaba ver a los estudiantes trabajando y haciendo cosas. Su objetivo era proporcionar una oportunidad para aquellas personas que no podían permitírselo, ya fuera formación profesional o académica ".

La donación ha sido la contribución financiera más importante para las universidades públicas de la historia del estado de Washington.

Renton Technical College, una de las 17 escuelas que recibieron la donación del patrimonio de Gordon, anunció que invertiría el dinero para establecer una subvención y un fondo de becas para estudiantes desfavorecidos, particularmente aquellos con dificultades económicas para asistir a la escuela.

"En RTC, muchos de nuestros estudiantes son universitarios de primera generación, padres solteros, inmigrantes o que trabajan para pagar la escuela", dijo Stan Kawamoto, presidente de la junta de la Fundación RTC. “El verdadero gasto de la universidad va más allá de pagar la matrícula, especialmente en el condado de King, donde el nivel de vida es alto. Cuando eres un padre trabajador o el primero de tu familia en ir a la universidad y necesitas transporte para llegar a las clases, la inversión es mucho más alta".

Como nunca había ido a la universidad, a Gordon le apasionaba la educación y el cuidado de los niños, y dedicó su tiempo y dinero en vida a diferentes programas de educación infantil.

Jacobs informó a las escuelas que si bien no hay estipulaciones en el testamento de Gordon sobre cómo se debe usar el dinero, expresó su preferencia por el dinero para ayudar a los estudiantes desfavorecidos.

Gordon se mudó a Seattle después de la escuela secundaria, donde comenzó a trabajar como asistente comercial en una empresa de inversión.

Su fortuna de 10 millones de dólares, la cuál ignoraban hasta sus amigos, se fue acumulando durante décadas comprando y manteniendo acciones con retornos financieros estables durante mucho tiempo en empresas ahora famosas como Nordstrom, Starbucks y Microsoft.

En 1964, se casó con el corredor de bolsa Ed Gordon, pero nunca tuvieron hijos. Jacobs relató que habían vivido un estilo de vida humilde y que solamente durante la última década de su vida su patrimonio había comenzado a crecer realmente.

Jacobs atribuye la monumental donación póstuma de su madrina a que se trata de una persona "con un corazón tremendo a quien le gustaba lanzar una cuerda para ayudar a la gente a trepar".

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