viernes. 29.03.2024

La irrupción de Internet ha revolucionado la historia de la comunicación, en la que el periodismo ha sido uno de los actores más afectados en la última década. Como sostuvo Marshall McLuhan en su obra Comprender los medios de comunicación, el nacimiento de una tecnología nueva conlleva a unos cambios que modelan y controlan las asociaciones humanas. La nueva etapa de trabajo y ocio en red supone adaptar la infraestructura de los medios a la oferta y demanda de un nuevo público que requiere creatividad continua, saber reinventarse ante la amenaza competitiva de multitud de ofertas audiovisuales que hoy circulan en Internet.

El periodismo, y en especial el periodismo local, se presenta dentro de este fenómeno digital como un nuevo campo a explotar con oportunidades invisibles hasta ahora. Pero ¿Qué supone este tipo de periodismo?

El periodismo local se postula como una de las mayores esperanzas ante el contexto de la globalización, en el que sus consecuencias derivan en una necesidad de proximidad. La identidad es una oportunidad inherente a ese periodismo local, un periodismo a pequeña escala de gran trascendencia en la sociedad democrática, pues define a una comunidad permitiendo que los lectores gocen del sentimiento de pertenencia a un lugar. Una persona necesita estar al día de lo que acontece a su alrededor como mecanismo de alerta de lo que puede o no influir en su vida cotidiana. Como sostiene el periodista Jaume Guillamet, “proximidad e identidad son los rasgos distintivos fundamentales de la prensa local”.

Esta identidad también supone una amenaza dado el paternalismo del enfoque del profesional, al inmiscuirse en ese público al que se dirige como un elemento más dentro del objetivo periodístico, que junto con la posición cercana de las fuentes imposibilitan la manifestación del detalle, descripción y expresión.

Pero ‘local’ no significa delimitar un ámbito geográfico, sino entender este concepto como todo aquello de interés para un colectivo, una distinción social. La globalización ha originado que, en este mundo interconectado donde las tecnologías dominan gran parte del escenario comunicativo, tanto nacional como internacional, cualquier acontecimiento local se revierte en una visión global dada la accesibilidad al contenido sin barreras.

Así mismo, habría que subrayar que sus contenidos suponen un mercado donde el periodista profesionaliza aún más su labor. Es la era digital la responsable del bajo coste que implica el impulso de un medio local, dada la escasez de personal necesaria en el proyecto, así como la mínima inversión que requiere su desarrollo.

La publicidad se convierte en el eslabón necesario e imprescindible para mantener activo este tipo de negocio, ya que su financiación supone cifras muy elevadas que permiten a los distintos periódicos reinventar de forma creativa nuevas estrategias para dar dinamismo a su propuesta. Esta ventaja económica que ofrece el mundo publicitario es la clave de la rentabilidad y éxito de la prensa local.

Sin embargo, el gran problema que afrontan los medios digitales, especialmente en España, es la escasa cultura de pago patente en la audiencia. Los diarios regionales han sido los pioneros en implantar este modelo de negocio, pero siguen siendo escasos los que utilizan los ‘muros de pago’ como vía de financiación.

Con el nuevo ecosistema que Internet ha planteado, las audiencias de los medios de comunicación han adoptado una postura activa y compleja, frente a la pasividad que las definía. Estas modificaciones en los hábitos del público han ocasionado nuevas opciones de hacer periodismo, con el foco en la intervención ciudadana, conocida como periodismo ciudadano -Citizen Journalism en inglés-. Ahora los lectores tradicionales se convierten en productores de información, oficio del periodista.

Actualmente, la pandemia del coronavirus ha permitido un cambio rápido a las nuevas tecnologías durante la etapa de confinamiento en un gran porcentaje de la sociedad, incluso analfabetos digitales. Esta crisis mundial, que ha transformado las mentes de tantos ciudadanos, debe ser una lección para el periodismo. Requiere reinventarse, focalizarse en distintos puntos, conocer a fondo los intereses reales de la sociedad y no mediatizados por temas económicos.

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