jueves. 25.04.2024

"Cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno... Despegue". Los motores se encienden con un sonido atronador, y el cohete despega impulsado por una fuerza abrumadora, superando en segundos la velocidad del sonido. Siete meses han pasado desde que comenzara la misión "Mars 2020" de la NASA; el 30 de julio de 2020 un cohete despegó con la nave Perseverance a bordo. 

El 18 de febrero de 2021, tras un viaje de 54 millones de kilómetros, el Perseverance aterrizó en superficie marciana. Esta misión de la NASA es única en su misión, pues su principal objetivo es ir a Marte y volver a la Tierra. Una de las grandes incógnitas de la ciencia es encontrar vida en otros planetas, otras galaxias, otros sistemas. La NASA pretende traer a la vuelta muestras de superficie de Marte para poder averiguar si en algún momento de la historia del planeta rojo pudo haber vida.

No sé si sólo es una sensación personal, pero cuando Buzz Lightyear, personaje de la película Toy Story, decía "Hasta el infinito y más allá", realmente me imaginaba volando entre cientos de miles de estrellas, en mitad del cosmos. Al ser humano le fascinan aquellas cosas que no puede entender, y entre esas cosas está el universo: algo tan bonito, complejo y extenso que escapa a la comprensión humana.

Cada vez que una sonda espacial despega de la Tierra, me permito soñar y divagar sobre el universo. Sólo por el hecho de ver una imagen de la Vía Láctea pienso "vaya, y nosotros estamos aquí, pequeños y diminutos, entre tanta belleza". El tema del espacio, los aviones y los cohetes me ha acompañado desde que tengo memoria. Recuerdo la primera vez que vi las imágenes del hombre en la Luna, era tan pequeña que no entendía la transcendencia que tuvo ese momento. Y no es hasta hace poco que entendí qué significaba.

La bandera de EEUU permanece en la Luna, intacta, al igual de las huellas de ese primer paseo lunar. La bandera sigue allí como un signo, de perseverancia, de superación. También refleja un deseo, el deseo de ser recordados, de dejar constancia de nuestro pasado, presente y futuro, de ser infinitos. Por eso, el logro de llegar a Marte es importante, al igual que fue importante pisar la Luna. De hecho, hace mucho tiempo que el hombre está en Marte: en 1964 vimos el planeta rojo de cerca por primera vez y en 1975, pisamos tierra marciana con la sonda Viking 1.

Quizá, todo este sueño de descubrir el universo es sólo el reflejo del hombre por ver que no está solo, y que puede ser infinito, llegando tan lejos como el propio universo. Marte es uno de los primeros retos para descubrir el Sistema Solar en toda su complejidad y quién sabe qué o quiénes encontraremos más allá de la Vía Láctea.

Mi sueño me sigue acompañando y aumentando, en la misma proporción que Perseverance va descubriendo más y más sobre Marte.  Sigo aquí, soñando con nadar entre las estrellas y ser parte del infinito, y no puedo hacer más que esperar con ilusión hasta que podamos hacerlo. Imagínense, viviendo entre las estrellas. Suena fascinante. 

Hasta Marte y más allá