lunes. 14.10.2024

 Mario Draghi lo tiene claro: las empresas europeas deben ganar competitividad si no quieren quedarse rezagadas frente a las compañías estadounidenses y chinas. El reciente informe publicado por el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex primer ministro italiano ha tenido una gran repercusión en Europa, ya que avisa de que se está perdiendo competitividad en un entorno internacional que actualmente está marcado por la incertidumbre y la innovación constante. 

Como solución a este reto, da una 'receta' para evitar que las empresas europeas se queden descolgadas en la carrera internacional, y eso pasa por aumentar la competitividad, descarbonizar el tejido empresarial, innovar y, por último, incrementar la seguridad. Además, propone inyectar anualmente 800.000 millones de euros a la economía europea (en torno al 5% del PIB europeo) para volver a poner en marcha la locomotora empresarial y económica en igualdad de condiciones que sus competidores. 

Los expertos de Coface, empresa líder en seguro de crédito, dan una serie de claves adicionales para que las empresas ganen esa competitividad que se ha visto resentida en los últimos años, y que para Draghi es un imprescindible si Europa quiere seguir siendo una de las potencias económicas mundiales: 

· I+D+i para no depender de terceros países. En esta búsqueda de la competitividad, impulsar el I+D+i, destinándole más capital anualmente y más recursos, también humanos, es la clave para reducir la dependencia de la investigación de otros países, como por ejemplo China. El caso de los chips de China de hace unos años, cuya escasez generó temor a que se pusiera en peligro toda la cadena de producción europea, es el mejor ejemplo de que la dependencia excesiva de la investigación e innovación extranjera puede ser contraproducente. 

· Traducir la innovación en comercialización. Europa no adolece de innovación, si bien el problema reside en que esa innovación no se está traduciendo en comercialización. Es decir, las empresas europeas deben ser capaces de convertir la innovación que crean en productos y servicios atractivos y realmente útiles para el público, de forma que puedan comercializarlos en el mercado internacional y competir con las empresas extranjeras. De poco vale que tengamos grandes ideas y creemos servicios y productos innovadores si no somos capaces de venderlos. 

· Big Data e Inteligencia Artificial, garantes del futuro.  La recopilación, el tratamiento y el uso de los datos puede ser la palanca para que las firmas europeas puedan trasladar su innovación al mercado internacional de forma adecuada. Y para ello, la Inteligencia Artificial va a ser clave en el futuro a corto y largo plazo. El tratamiento de esos datos con IA va a permitir dar un salto tanto cualitativo como cuantitativo a las compañías, pues su correcta aplicación va a permitir acelerar la producción. Contamos con millones de datos atesorados a lo largo de muchos años de los que no disponen los competidores internacionales, por lo que debemos aprovecharlos y utilizarlos de forma que nos hagan ganar posiciones en el mercado exterior. 

· Sostenibilidad y descarbonización. Las empresas respetuosas con el medio ambiente, y también las personas, van a ser ganadoras en el mercado internacional en el futuro próximo. Los consumidores están cada día más preocupados y priorizan a las marcas que tienen estos valores y los trasladan a sus productos y servicios. Igualmente, tal y como menciona Draghi en su informe, la descarbonización debe ser una prioridad, ya que actualmente las empresas europeas están teniendo unos costes energéticos mayores que las estadounidenses o chinas. Lo que propone es una reforma del mercado eléctrico europeo para trasladar los beneficios de la descarbonización a las facturas de los usuarios finales. Igualmente incluye medidas de política industrial a escala europea que apuesten por tecnologías limpias.

· Seguridad contra fraudes. Operar en un entorno seguro es fundamental para impulsar el desarrollo. Y en este punto, desde Coface insisten en la importancia de que las empresas estén protegidas ante posibles delitos que se producen, fundamentalmente, en el ámbito cibernético. De hecho, el hackeo informático o la 'estafa del nazareno' son los fraudes que más sufren las empresas españolas, y es imprescindible que cuenten con protocolos internos y herramientas para protegerse.  

· Protección frente a impagos. La morosidad es la culpable de la quiebra del 25% de las empresas europeas, según la Comisión Europea. Los impagos son un problema que afecta a muchas compañías y que pone en peligro su supervivencia, de forma que es imprescindible protegerse para no correr riesgos y perder competitividad. Sobre todo, cuando están en una etapa inicial. Para ello, es clave que gocen de una buena planificación financiera de pagos y cobros, tengan diversificadas sus fuentes de ingresos y financiación, y se protejan con productos de gestión integral del riesgo de crédito.  

· Inversión en talento y capacitación. Las empresas deben invertir en el desarrollo de las habilidades de sus empleados para enfrentar los desafíos del futuro. Esto implica ofrecer formación continua y oportunidades de desarrollo profesional, asegurando que el personal esté preparado para aprovechar las nuevas tecnologías y metodologías que van surgiendo.

· Acceso a financiación y recursos. Para llevar a cabo estas transformaciones, las empresas necesitan acceso a financiamiento adecuado. La propuesta de Draghi de inyectar 800.000 millones de euros anuales en la economía europea es un paso en la dirección correcta, pero es importante que ese dinero después se canalice hacia las compañías. Además, las empresas deben poder también explorar alternativas de financiación, como fondos europeos y asociaciones público-privadas, y las administraciones e instituciones privadas deben ponerlas a su disposición. 

Cómo aumentar la competitividad empresarial en un entorno de incertidumbre