viernes. 29.03.2024

Yusra Mardini y su hermana se vieron obligadas a huir de una guerra civil en su país de origen, Siria, en 2015. Su historia es una de superación y muestra que con trabajo duro los sueños pueden cumplirse.

Frente a la grave situación por la guerra civil en Siria, Mardini sabía que no tenía más remedio que dejar su casa en Darayya, en los suburbios de Damasco, para siempre. Su familia decidió que Yusra, de 17 años en ese momento, y su hermana Sarah podrían irse, a pesar de los riesgos que representaba. 

Todos los años de entrenamiento de natación, dos horas al día  -que el padre de las hermanas promovía- fueron útiles cuando las jóvenes se enfrentaron al bote lleno de gente que los contrabandistas proporcionaron. Su padre los entrenó para ser “las mejores nadadoras del mundo”, según varias declaraciones de Mardini. Pero antes de que pudieran demostrar eso al resto del mundo, su natación fue probada en la lucha para salvar a los 18 refugiados a bordo de la embarcación, así como a ellas mismas.

Según ha contado la propia Mardini en numerosas ocasiones, aproximadamente 15 minutos después de salir de la costa turca en un bote, proporcionado por los contrabandistas, el motor del barco se detuvo. La embarcación estaba diseñada para albergar a siete personas, pero acabaron siendo 20 los pasajeros que iban a emprender ese viaje.

Yusra y Sarah, ante la complicación, se sumergieron en el agua fría y empezaron a hacer todo lo posible para mantener el barco estable. Nadaron con breves pausas para descansar durante tres horas en mar abierto, mientras tiraban del bote con cuerda hacia la isla griega de Lesbos. Otros dos refugiados también las ayudaron en la heroica hazaña.

Una vez que volvieron a pisar tierra, viajaron a pie de Grecia a Alemania. Ahí se enfrentaron a numerosos desafíos antes de estabilizar su situación, como por ejemplo el de pasar seis meses en un campo de refugiados en Berlín. Ahí es donde se enteraron de un club de natación que entrena a atletas jóvenes: Wasserfreunde Spandau 04, donde un entrenador les ayudó a conseguir los papeles para quedarse en Alemania.

La nadadora Yusra Mardini entrenando en la piscina - Facebook - Yusra Mardini

Una vez asentadas y menos de un año después, Yusra compitió en los JJOO de Río 2016 como miembro del primer Equipo Olímpico para Refugiados del COI. Ahora es la Embajadora de Buena Voluntad más joven del ACNUR, la agencia de la ONU para los Refugiados y ha vuelto con un equipo olímpico aún más grande.

En junio, la joven de 23 años anunció oficialmente que se dirigía a Tokio y expresó su gratitud a sus seguidores.

"Gracias a todos y cada uno de los que me apoyaron y continúan apoyándome a mí y al @refugeeolympicteam, vamos al equipo Refugees", escribió en un post de Instagram. El viernes, la nadadora lució radiante de orgullo llevando la bandera de su equipo durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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