viernes. 29.03.2024

Redacción. Según recoge eldiario.es, en los últimos meses hemos visto cómo el fútbol femenino batía récords: en enero, el partido de semifinales de la Copa de la Reina entre el Athletic Club y el Atlético de Madrid llenó el estadio de San Mamés, en una entrada sin precedentes. Los hitos no han venido, sin embargo, de la mano de mejoras laborales. La regulación y condiciones laborales de las futbolistas de Primera División no son profesionales y dejan a las jugadoras en una situación de precariedad. Después de un año de negociaciones, y de los últimos intentos de acuerdo esta semana con la mediación del Gobierno, las futbolistas mantienen su convocatoria de huelga indefinida que empezará los próximos 16 y 17 de noviembre.

Fue en octubre del año pasado cuando los sindicatos que representan a las futbolistas (la Asociación de Futbolistas Españoles -AFE- UGT y Futbolistas ON) consiguieron sentarse a la mesa con la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, que hace las veces de patronal, para negociar y firmar un convenio colectivo que regule las condiciones laborales mínimas de las jugadoras de Primera. En esta Asociación de Clubes no están el F.C. Barcelona, el Athletic ni el Tacón. Empezaron entonces una serie de reuniones que han ido alargándose en el tiempo sin que haya habido acuerdos ni prácticamente acercamientos entre las partes.

Un convenio colectivo, el primero de la historia, que regule sus condiciones laborales básicas. Desde el salario mínimo al tipo de contratación, los derechos de imagen, vacaciones remuneradas, derechos de conciliación y prohibición explícita de las llamadas cláusulas antiembarazo (que, aunque ilegales, se han aplicado haciendo que en la práctica cuando una jugadora se quedaba embarazada fuera despedida), y regulaciones de las incapacidades temporales.

Fundamentalmente, en el salario. Los sindicatos aspiran a fijar un salario mínimo que esté entre los 16.000 y 20.000 euros por 35 horas de trabajo semanales. La patronal no ha aceptado esas cifras y sus ofertas han estado por debajo. Pero no se trata solo de ese salario genérico sino de otro concepto: la parcialidad. Muchas futbolistas o siguen sin cotizar o lo hacen con contratos por horas. Por eso, los sindicatos quieren que haya un coeficiente de parcialidad del 75%, esto es, que aunque un club quiera hacerle a una futbolista un contrato por horas y no uno a tiempo completo, esa jugadora cobre como mínimo el 75% del salario mínimo acordado en convenio. La patronal también se ha opuesto a este punto y proponía una parcialidad del 50%.

Las jugadoras subrayan que se trata de garantizar unos sueldos dignos pero también de considerar que su trabajo es profesional. Argumentan que una jugadora de Primera División lo es a tiempo completo por la dedicación, preparación y cuidado que supone y que los contratos parciales deberían al menos garantizar un sueldo que no esté por debajo del salario mínimo.

Sí, aunque el bloqueo sobre el salario y la parcialidad ha hecho que durante este tiempo apenas se haya negociado. Sobre la mesa está también la posibilidad de tener 30 días de vacaciones remuneradas, ayudas a la maternidad, incluir derechos de conciliación y embarazo, y que sus bajas sea tratadas como incapacidades temporales mientras cobran el 100% de su salario. Aunque los sindicatos aspiraban a que el convenio tuviera efectos retroactivos, la patronal se negó. La parte trabajadora propuso entonces una prima por firma de convenio de 800 euros, que tampoco encontró la respuesta afirmativa de los clubes.

Todos los futbolistas de Primera y Segunda División se rigen por un convenio que les dota de salarios mínimos y de derechos laborales. Las futbolistas, hasta ahora, nunca han tenido uno. Llevan años denunciando contratos fraudulentos, cláusulas ilegales, como las antiembarazo, sueldos de muy pocas cifras y, en muchos casos, dedicación al fútbol sin ni siquiera cotización. El fútbol español ha tenido grandes estrellas y la mayoría han acabado jugando y destacando en ligas profesionalizadas, como las de EEUU o Suecia. La profesionalización de fútbol femenino parece imposible si sus condiciones no son también profesionales.

A pesar de que algunos clubes femeninos tienen homólogos masculinos, sus condiciones nunca han estado equiparadas. Para muchos expertos se trata de un caso claro de discriminación. De hecho, ni siquiera sus peticiones actuales implican equiparar sus condiciones a las de sus compañeros: un jugador de segunda división cobra como mínimo 4000 euros al mes; las futbolistas de Primera División contratadas por el total de la jornada percibirían 1.255 euros en 14 pagas en caso de aprobar la parte alta de la horquilla que piden los sindicatos. Algunos futbolistas, como los del Albacete Balompié, han mostrado públicamente el apoyo a sus compañeras.

Todos los clubes de Primera División, también los que no se incluyen en la patronal, porque se trata de un convenio sectorial que sería de aplicación obligatoria.

Es una huelga indefinida que empieza el fin de semana del 16 y 17 de noviembre y que se mantendrá hasta que las futbolistas consigan mejoras en sus principales pretensiones laborales

Las futbolistas mantienen su convocatoria de huelga en aras de una regulación justa