jueves. 28.03.2024

En el año 2000 Lionel Messi tuvo la oportunidad de formar parte de la Masia y no la desperdició, fue cuando Carles Rexach improvisó en una servilleta una especie de contrato con el argentino. Ahora, 20 años después y tras dos amagos de dejar el club en años anteriores, parece que esta vez es la definitiva, comunicó este martes a través de un burofax que abandona el club.

La noticia, que no deja indiferente a nadie, ha afectado a los aficionados del Barça. Llegó desde Argentina y ya ha dado la vuelta al mundo entero. Josep María Bartomeu queda señalado por una parte de la masa social como el culpable de este triste final para la afición. Es por esto que los contrarios a Bartomeu reclaman su dimisión y la supuesta moción de censura va ganando puntos.

El club siempre ha estado por encima de las personas, por lo que, aunque no tuviera una buena relación con Bartomeu, que anuncie su marcha por burofax ha hecho un agujero en el corazón de cada blaugrana, incluidos los que siguen apoyando a  Bartomeu, desde el primer socio hasta el último. Todos ellos esperaban una explicación, ya que el argentino reiteró en numerosas ocasiones que su sueño era retirarse con la camiseta del Barça. En cambio, dice adiós al club de su vida desde los 13 años tras la amarga derrota contra el Bayern de Munich (2-8).

Los abogados del futbolista redactaron el burofax apelando a la cláusula liberatoria que consta en el contrato, mediante la cual podría tomar la determinación de irse del club cada final de temporada. La cláusula existe, pero la fecha ha pasado, en el documento aparece el día 10 de junio. Bartomeu y su directiva, reunida de urgencia en cuanto llegó la comunicación, consultaron enseguida a sus servicios jurídicos, que trataron de calmar los nervios de los presentes, telemática o físicamente en las oficinas, señalando la claridad de la fecha.

Por otro lado, la parte opuesta sostiene que este año, tintado por la crisis generada por el coronavirus, al haber terminado más tarde la liga y las demás competiciones de forma excepcional, el 10 de junio debe asimilarse a finales de agosto, puesto que esta situación no es convencional.

La directiva del Barça, acorralada, con Josep Maria Bartomeu y el director general, Òscar Grau, como cabezas pensantes, consensuó una respuesta de emergencia que trató de ser lo más conciliadora posible, tardía de todos modos porque la herida es de difícil arreglo. Se recordó en ella que Messi tiene contrato hasta el 2021 y no solo eso, se añadió que la intención del club sigue siendo que el argentino se quede más años hasta su retirada, como rezaba aquel guion memorizado y amable hoy hecho pedazos.

"Pido por favor y se lo pido de rodillas en nombre de millones de aficionados, no sé si Bartomeu y Koeman se han puesto de rodillas, pero si no me hace caso, hay un contrato y unas condiciones, no hay que perdonar ni un euro. Una vez se le pide de rodillas, si se quiere ir sólo se pueden aceptar los 700 millones de la cláusula", ha declarado el expresidente blaugrana, Joan Gaspart, en Radio Marca y ha añadido que el argentino no se puede ir, "se irá en 2021. Yo he visto el contrato y es muy claro. La cláusula acababa en junio y ya no hay marcha atrás. Yo prefiero que se vaya el año que viene por cero a que se vaya por menos de 700 millones. Aquí manda el club, no el jugador".

La historia de Messi en el Barça empezó con una servilleta y termina con un burofax