sábado. 20.04.2024

Se han cumplido 20 años de uno de los instantes inolvidables en la historia de la televisión. Rosa López, “Rosa de España”, ganó la primera edición de Operación Triunfo ante 13 millones de televidentes, tras tres meses de espectáculo mediático en los que la granadina había encandilado a la audiencia por su potente voz, ingenuidad y, sobre todo, por su originalidad.

De esta manera inició una carrera musical y una evolución personal llenas de idas y venidas, en los que la cantante ha recordado hoy en una entrevista con Jordi Évole, en la que ha cabido la emoción, la nostalgia del paso a la fama, la presión tras finalizar el programa y los inconvenientes que ha tenido en la industria musical.

“Llegué a pensar que gané por pena”

Rosa López ha rememorado cómo fue su trayectoria por Operación Triunfo, cuando se convirtió en un evento de masas. A pesar de que no hay duda de que el amor de la gente la hizo triunfar, además de la admiración por su destacable voz, la cantante duda de sí misma declarando de si la gente la hizo ganadora “por pena”. “Vamos a votarla, venga que tiene que ganar, pobrecita, porque ¿cómo va a ser que yo vaya a ganar el programa?”, se pregunta Rosa.

“Mentí un poco para entrar en 'OT', dije que vivía en Armilla, ¡cuando yo era poligonera!”

Ella siempre se ha sentido orgullosa de sus orígenes humildes, sin embargo, reconoce que entonces “mentí un poco para entrar en OT, dije que tocaba el piano, que sabía inglés, que vivía en Armilla, cuando en realidad vivía en una barriada, ¡yo era poligonera!, mi madre nos lanzaba el bocadillo al colegio… Cuando entré en el concurso, nos cambiamos a Armilla para que pareciese que éramos de allí”. Comentó riéndose que “ahí empezó la magia”, ha dicho mientras volvía a ver las imágenes de sus comienzos junto a Nina, la cantante y actriz que fue directora de la Academia de Operación Triunfo.

“Dije que quería perder peso porque era lo que querían escuchar”

La ex ganadora de Operación Triunfo cree que su físico repercutió en su éxito inicial. “Me preguntaron a qué estaba dispuesta para entrar al programa”, confiesa ante Évole cuando le cuestiona los sacrificios que habría realizado para entrar al concurso. “Dije que a perder peso porque fue lo primero que me vino a la cabeza, algo que nunca había logrado, pensé que era lo que yo quería y pensé que era lo que querían escuchar, noté que les cambió la cara”, reconoce ahora.

“Si hubiera sido más delgadita, con los dientes derechos, sin gafas y hablando mejor...”, recuerda de su físico entonces, antes de perder 40 kilos.

"Fui mucho al psicólogo, aunque ahora hace tiempo que no voy"

La cantante cree que faltó “empatía” en su entorno, insinuando que todas las personas querían sacar provecho de su éxito, sin pararse a mirar qué es lo que realmente estaba sintiendo. “Me hubiera gustado sentir más empatía, todo el mundo quería llevarse tajada de mí, pero nadie empatizaba conmigo”, ha lamentado la artista, que reconoce que ha tenido que “ir al psicólogo, aunque ahora hace tiempo que no voy”

“Mis padres dormían en una furgoneta mientras yo hacía los castings de OT”

La madre de Rosa nunca deseó que su hija se dedicase a la música, pero curiosamente, fue ella la que contactó para que su hija participase en el concurso. “Llegué tarde, las puertas estaban cerradas, abrí de golpe y me pegué un tortazo, fue un golpe de suerte, eso hizo que me dejasen entrar”. Recuerda que sus padres se fueron en furgoneta a Barcelona para estar con su hija en los castings, “y dormían allí, porque solo me ponían hotel a mí, y no tenían dinero”.

“En Eurovisión sentí que había decepcionado a España”

Su triunfo en TVE la condujo al año siguiente a Eurovisión, compitiendo contra David Bisbal, segundo finalista en OT, y su Corazón Latino en la preselección de la cadena pública quedó séptima, algo que supo a poco debido a la euforia del momento.  “Yo sentía que España creía que íbamos a ganar, no quería decepcionar, una presión bonita, pero absurda”. “Pero todo es relativo, entonces fue una decepción, y a día de hoy, está considerado un buen puesto”, afirma sobre el puesto que logró, la mejor de España en los últimos 20 años.

“No tiro la toalla, yo siempre estoy empezando de cero”

Pero Rosa no cae ante nada. “Es imposible que yo tire la toalla, aunque la tirase, seguiría dedicada a la música, aunque no me viera nadie”. “Yo siempre estoy empezando de cero. Ahora estoy independiente, no tengo ninguna discográfica detrás, es un sentimiento agridulce”.

“En el momento en que yo sufra con esta profesión, no tengo problemas en cambiar, ponerme a vender papas”, dice con nostalgia mientras recuerda sus principios en Granada y uno de los trabajos que ayudaba a su padre, antes de que OT diera un giro de 360 grados a su vida.

Rosa López se sincera: “Llegué a pensar que gané por pena”