Algunos lo tachan de espectáculo y otros han creído que el en verdad no es oro todo lo que reluce. El especial de Rocío Carrasco acogido por la productora de Telecinco, ha conseguido un 33,2% de audiencia, alrededor de 3.700.000 espectadores el pasado domingo 21.
Durante el especial pudimos ver un tipo de televisión al que no acostumbra llegar Telecinco, puede que fuese esta dosis de sinceridad la que nos hiciese posicionarnos de un bando que creíamos contrario. Los espectadores después de años nos enfrentábamos a un testimonio letal frente a todas las horas consumidas de programas en los que Antonio David se había encargado de mantener esta cara apartada de la luz pública.
Los espectadores han escogido enfrentarse a esta situación acogiendo la historia de Rocío con todo el amor que la cadena, que el día del especial lo emitía, le había robado durante los últimos años. Hemos visto una buena reacción en el público y es que personajes como Rocío se han hecho querer desde que bien jovencitos salían a la luz pública por el boom de sus progenitores. España ha vivido a Rocío Carrasco y la prueba ha sido como todos empatizaron y se volcaron con su sufrimiento.
Pero, ¿qué son unas horas de empatía cuando ella llevaba amordazada 20 años? El especial se hizo de manera cruda y sin miramientos, lo que pasó (o lo que la protagonista vivió) fue lo que se contó. A pesar de, como hemos comentado antes, esta dosis de sinceridad, no podemos evitar que tarde o temprano este sufrimiento será convertido en un producto en caso de que no lo sea todavía. ¿Servirá este testimonio para mejorar la situación de familias que pasen por una situación similar, o está enfocado solo a la monetización del chisme? ¿Qué pretensiones hay detrás? ¿Hasta donde llega la perversidad de la televisión?
Todo esto lo podremos seguir viendo si estamos atentos a la evolución de la repercusión mediática del Especial Rocío Carrasco, pero no dejemos atrás que los mismos medios que ayudaron a derribarla mentalmente, ahora se hacen eco de su historia.
