miércoles. 24.04.2024

El lugar donde nació el blackjack, uno de los juegos de azar más populares internacionalmente, ha sido discutido durante décadas. No obstante, la mayoría de los expertos coinciden en que su origen es español, concretamente andaluz. Este hecho se debe a que Miguel de Cervantes mencionó “la veintiuna”, título que más tarde se conocería como “veintiuno” o “blackjack”, en su relato Rinconete y Cortadillo. Seguidamente, veremos en detalle la evolución del juego de cartas y sus normas.

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El éxito del blackjack en Europa

El veintiuno, al igual que otros juegos como la ruleta, la cual cuenta con distintas variantes y fue ideada por Blaise Pascal, fue uno de los títulos más famosos en la Europa del siglo XIX. Por ello, es posible leer múltiples referencias del juego de cartas en países como Francia, donde además el título ganó fama rápidamente. De hecho, tanta era la repercusión del juego en el territorio francés, que incluso llegó a convertirse en uno de los entretenimientos favoritos de los nobles. A raíz de ello, también se ha comentado reiteradas veces que fue uno de los preferidos de Napoleón Bonaparte.

Debido a lo anterior y a que en España estaba más extendida la variante del “treinta y uno”, también se ha teorizado que el juego pudiese ser francés. No obstante, la evidencia en el texto de Cervantes, que se publicó en el siglo XVII, confirmó que el juego tiene origen español. En la historia que se relata, la cual es parte de las Novelas ejemplares del autor, se presenta a un personaje en Andalucía que tiene conocimientos de dicho juego. Aun así, fueron los franceses quienes extendieron el título más allá del continente, pues después de que éstos fuesen a Estados Unidos, surgieron textos donde se hallaba la existencia del juego allí.

Las reglas del juego

Hoy en día, para jugar se necesita una baraja inglesa de 52 cartas, a la cual se le quitan los comodines. Tras ello, el crupier mezcla las cartas y reparte dos descubiertas a cada jugador, mientras que él solo muestra una de las suyas. La meta principal es sumar 21 con ambas cartas o una cifra muy cercana que no sobrepase el objetivo, ya que de hacerlo el jugador habrá perdido. Si el crupier tampoco sobrepasa 21 pero tiene una cifra más cercana que los jugadores, éstos también habrán perdido. Asimismo, en el caso de que las cartas sean bajas, los sujetos tienen la posibilidad de pedir más. 

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Para determinar el valor de las cartas, el jugador debe fijarse en sus números y tener en mente que J, Q y K equivalen a 10, y el as puede ser 11 o 1, lo cual queda a la elección del usuario. Aunque es un juego sencillo, en realidad requiere de práctica y estrategia, ya que hay que saber cuando es sabio arriesgarse y cuando plantarse. Por lo tanto, se puede concluir que el blackjack, de origen español, se ha convertido en un juego atemporal gracias a sus dinámicas reglas, las cuales se han mantenido casi intactas a lo largo de los siglos. 

El origen andaluz del blackjack