Diversos son los condicionantes que se plantean en la vuelta a la actividad turística. El horario diurno se suma a un control del aforo, fijado en 3.500 personas diarias, garantía para la seguridad de los visitantes. La capacidad se verá reducida al 30%, con 250 personas en pases de media hora. En esta línea, se plantea una dinámica de tickets con pago electrónico. El acceso quedará reducido a la puerta de Palmas, utilizando Santa Catalina para las salidas.
Hasta llegar a la ansiada Fase 3, el horario de visitas será de lunes a sábado de 10:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00. Por su parte, los domingos y días de precepto permitirán pases de 16:00 a 21:00h. Habrá que esperar también hasta ese momento para subir a la torre-campanario, disfrutar de la visita nocturna o participar en la ruta de las iglesias fernandinas.
El compromiso con la seguridad del Cabildo pone todo su empeño en evitar aglomeraciones. Valiéndose de las indicaciones de los expertos, demandarán que todos los visitantes usen mascarillas en el templo. Las exhaustivas labores de mantenimiento y limpieza, a las que ha sido sometida la Mezquita-Catedral, se convierten en garantía para la salud pública.
En esta etapa de confinamiento, el cierre a las visitas turísticas no ha comprometido su apertura al culto. La Mezquita-Catedral ha oficiado misas, de forma interrumpida, desde el 29 de junio de 1236. Una tradición de casi 8 siglos que se ha mantenido firme ante la pandemia.
