Hay que remontarse hasta el 23 de mayo para encontrar la marca más cercana a lo que tendremos esta semana, pues los 38 grados que se registraron entonces aún aguantan como máxima anual en Córdoba, que ha vivido una primera mitad de junio del todo impropia, con numerosas jornadas en las que el termómetro ha sido incapaz de alcanzar siquiera la barrera de los 30 grados.
La tendencia que se observa a medio plazo es que las grandes borrascas queden relegadas en latitudes británicas, mientras el anticiclón de las Azores empezará a ejercer su influencia de manera directa sobre la Península Ibérica. Hasta entonces aún quedan días de transición en los que las bajas residuales que nos afectaron la semana pasada, vuelvan a integrarse en el sistema general de circulación atmosférica, lo que permitirá que las temperaturas, aún comenzando un progresivo ascenso, se mantengan en valores relativamente agradables.
