miércoles. 25.06.2025

Después de más de medio siglo detrás de la barra, Rafael, alma y fundador del emblemático Bar Lucas, se despide definitivamente de su negocio. El cierre, previsto para este viernes, llega tras superar problemas de salud que lo alejaron temporalmente del mostrador. Aunque su cuerpo dice basta, su espíritu permanece intacto, como el cariño de generaciones de cordobeses que lo han acompañado durante años.

Últimos días para probar los legendarios perritos calientes de Córdoba

Solo hoy y mañana se podrán degustar los inconfundibles perritos calientes de Lucas, un clásico de la gastronomía popular cordobesa. Rafael ha decidido cerrar esta etapa preparando tres perritos muy especiales: uno para su esposa, otro para su hijo y el último para sí mismo. Será una escena íntima, sin clientes ni alboroto, solo recuerdos y silencio en el lugar donde ha transcurrido gran parte de su vida.

Una despedida rodeada de afecto y reconocimiento

Familiares y amigos se han reunido en estos últimos días para rendir homenaje a Rafael. Él mismo se ha encargado de contactar con cada uno, como si se tratase de una última ronda de agradecimientos. “Estoy dando 40.000 besos y abrazos. La gente ha sido increíble con nosotros”, dice con una mezcla de nostalgia y gratitud.

Durante estos meses, muchos lo han parado por la calle para preguntarle cómo se encuentra. La emoción se mezcla con la pena. "Queríamos seguir, pero ya es hora de parar", reconoce Rafael con voz entrecortada. Su mujer, María, lo secunda: “Hemos dado todo por este bar, también sacrificamos mucho”.

Bar Lucas: más que un local, un pedazo de la historia de Córdoba

Fundado por su padre, Rafael comenzó a trabajar en el bar cuando era apenas un niño. "He crecido tras esta barra", afirma con orgullo. A lo largo de los años, Bar Lucas no solo ofreció comida rápida de calidad, también fue un lugar de encuentro, de historias compartidas y momentos inolvidables, como el cumpleaños de su hijo celebrado allí.

El bar ha sido testigo de todas las épocas, incluso de la pandemia, un tiempo que Rafael recuerda con especial emoción por la solidaridad de sus clientes. "Ese cariño es el mayor regalo", asegura.

Sin perritos en casa: “Cuando me retiro, lo hago de verdad”

Rafael lo tiene claro: en casa no volverá a preparar perritos calientes. "Cuando me corto la coleta, me la corto de verdad", bromea. Pasear estos días frente a la puerta del bar ha sido especialmente duro. “Me cuesta imaginar el momento de bajarla por última vez”, admite.

Ese momento llegará en silencio, sin discursos ni brindis. Solo él, su esposa y su hijo sentados en las mismas sillas de siempre. Será el último perrito, el último servicio, el cierre simbólico de una vida entregada a la hostelería.

¿Y ahora qué pasará con el bar?

Aunque no se descarta que el local siga funcionando con otros propietarios, Rafael tiene claro que "ya no será lo mismo". Puede que el nuevo rumbo del establecimiento elimine los perritos del menú, pero el recuerdo de Rafael y su forma de entender el negocio quedará grabado en la memoria de la ciudad.

Rafael dice adiós al Bar Lucas tras más de 50 años sirviendo perritos calientes