El viernes 5 de enero quedará marcado en la memoria de los cordobeses como el día en que la ciudad se vistió de magia con la espectacular Cabalgata de Reyes Magos. En este emotivo desfile, el Ayuntamiento de Córdoba, bajo la dirección del concejal de Fiestas y Tradiciones, Julián Urbano, logró crear un auténtico "espectáculo de luz y sonido", como él mismo lo describió.
La plaza Santa Teresa fue testigo del inicio de la Cabalgata a las 17:00, marcando el comienzo de un recorrido lleno de magia y alegría. La seguridad fue una prioridad a lo largo de todo el trayecto, con la participación activa de la Policía Local, Nacional y Protección Civil, coordinados por el Centro de Coordinación Operativa (Cecop).
Julián Urbano reveló un plan detallado que abarcaba desde posibles incidentes con niños hasta alertas terroristas, demostrando un compromiso total con la seguridad de los asistentes. Incluso se reservó un palco especial para personas con movilidad reducida en la avenida Vallellano.
Con 14 carrozas y 700 participantes, la Cabalgata fue un desfile impresionante, desde músicos y pasacalles hasta personal de seguridad, limpieza y atención sanitaria. Las carrozas, resguardadas en El Arcángel, deslumbraron con su espectacularidad, generando una explosión de asombro en los niños.
El desfile contó con tres carrozas infantiles, tres bíblicas, una titulada Jardín Omeya, seis correspondientes a los Reyes Magos y sus pajes, cinco pasacalles y bandas de música que añadieron una banda sonora única al evento.
Pero la sorpresa no terminó en la avenida de las Ollerías, sino que se extendió hasta la plaza de Cristo de Gracia. Allí, los Reyes Magos llegaron en tres coches de caballos históricos para representar la adoración al niño Jesús, convirtiendo este momento en algo íntimo y conmovedor.
Los Reyes Magos recorrieron el Marrubial con su escolta hasta la abarrotada plaza de Cristo de Gracia, donde un espectáculo de música, villancicos y luces sobre la fachada de la iglesia cautivó a todos.
Después de este mágico trayecto, José María Bellido entregó las llaves de todas las casas de la ciudad a Melchor, Gaspar y Baltasar, permitiéndoles cumplir su noble misión de entregar regalos y alegría a cada rincón de Córdoba. Un día que quedará grabado en la historia de la ciudad como una experiencia inolvidable llena de magia y emoción.
