lunes. 28.04.2025

La Diócesis de Córdoba entra en una nueva etapa. Con la jubilación de Demetrio Fernández, el Papa Francisco ha optado por un perfil radicalmente distinto para ocupar la sede episcopal de una de las diócesis más singulares de España. Su decisión no ha pasado desapercibida: en lugar de un obispo de línea dura y polémicas constantes, ha designado a Jesús Fernández, un prelado de tono conciliador y comprometido con las líneas sociales del pontífice.

Un nombramiento sin demora

Francisco no ha tardado en nombrar al nuevo obispo tras la salida de Demetrio Fernández, a quien apenas concedió un mes más allá de sus 75 años. Además, rechazó su petición de contar con un obispo coadjutor para facilitar la transición. Este rápido relevo se enmarca en la estrategia del Papa de reforzar su línea de renovación en la Iglesia, en un contexto en el que también ha cesado al Nuncio del Vaticano en España debido a diferencias en la elección de nuevos obispos.

El peso simbólico de Córdoba

El nombramiento de Jesús Fernández no es casual. Córdoba es una diócesis con un gran peso económico y simbólico. Gestiona los ingresos derivados de la visita turística a la Mezquita-Catedral, que recibe más de dos millones de visitantes al año, y su principal templo representa un punto de encuentro entre culturas y religiones. Desde que comenzó su pontificado, Francisco ha seguido de cerca la situación de este emblemático lugar, que fue inmatriculado por la Iglesia, y ahora ha querido dejar su sello con una designación acorde a su visión pastoral.

Del discurso combativo a la cercanía social

Demetrio Fernández fue durante más de una década un obispo de posturas firmes y controvertidas. Conocido por su retórica combativa, se mostró abiertamente crítico con el feminismo y con cualquier intento de diálogo interreligioso. Bajo su mandato, la diócesis cambió la denominación oficial de la Mezquita-Catedral y él mismo llegó a comparar el aborto con un crimen.

Jesús Fernández, en cambio, representa un giro radical en el perfil episcopal de Córdoba. Proveniente de la Diócesis de Astorga, su trayectoria ha estado marcada por la acción social y la cercanía a los desfavorecidos. Su lema, "Evangelizar a los pobres", refleja su compromiso con los más vulnerables, una labor que ha reforzado al frente de Cáritas desde la pandemia.

Un obispo comprometido con la justicia social

Jesús Fernández ha evitado el enfrentamiento mediático y se ha centrado en cuestiones sociales. En una reciente entrevista con Religión Digital, alertó sobre los peligros del individualismo y la polarización en la sociedad, denunciando cómo ciertos discursos políticos fomentan el odio. Ha defendido abiertamente el Ingreso Mínimo Vital y ha promovido una mayor inclusión de la mujer dentro de la Iglesia, alineándose con la visión del Papa Francisco.

Además, ha abordado sin titubeos uno de los mayores escándalos que enfrenta la Iglesia: los abusos sexuales. En Astorga, asumió el cargo en plena oleada de denuncias y ha pedido perdón de forma reiterada por estos casos, mostrando una actitud de tolerancia cero. También ha impulsado la reorganización de unidades pastorales para hacer frente a la despoblación y a la disminución de vocaciones religiosas en su diócesis.

Un obispo deportista

A sus 69 años, Jesús Fernández es un apasionado del deporte. En su juventud jugó al fútbol en las categorías inferiores de la Cultural Leonesa, aunque con el tiempo cambió el balón por la bicicleta. A día de hoy sigue practicando ciclismo y ha recorrido el Camino de Santiago sobre dos ruedas.

Su llegada a Córdoba marca el inicio de una etapa muy diferente a la anterior. Con un tono más dialogante y una clara orientación hacia la justicia social, el nuevo obispo asume la responsabilidad de liderar una de las diócesis más influyentes del país.

Giro en la Diócesis de Córdoba: Jesús Fernández, nuevo obispo elegido por el Papa