viernes. 19.04.2024

El análisis y posterior estudio de las aguas residuales de las ciudades permite conocer y detectar la presencia de COVID-19, puesto que en las excreciones de una persona se puede ver el virus antes incluso de que esta presente síntomas de la enfermedad.

Con el objetivo principal de anticipar la evolución del coronavirus, desde el mes de julio se toman muestras en la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de La Golondrina de Córdoba. Estas aguas son analizadas por investigadores de la Universidad de Córdoba y cuyos datos forman parte de la treintena de estaciones depuradoras de todo el país que vigila el Gobierno a través del Ministerio de Transición Ecológica.

Este estudio es denominado Control microbiológico en aguas residuales como indicador epidemiológico de alerta temprana de propagación de Covid-19, que ya lleva 20 semanas de análisis y muestra la evolución a lo largo del tiempo de la presencia de coronavirus en Córdoba a través de las aguas residuales. Los últimos datos del Ministerio de Transición Ecológica muestran que del 21 al 28 de noviembre, la presencia del virus en Córdoba ha aumentado con respecto a la semana anterior.

El análisis de las muestras de aguas residuales mide en “copias genóminas” el SARS-CoV-2 por litro (cg/l) y se transforman a escala logarítmica (log10 cg/l) para ofrecer los resultados. Y, así, las variaciones de la presencia del Covid en las aguas residuales se traducen en su evolución en distintas franjas: aumento significativo si es más de +1 unidad logarítmica, aumento si es entre +0,4 y +1, estable si es entre -0,4 y +0,4, disminución si es entre -0,4 y -1 y disminución significativa si hay una bajada de más de -1.

Los datos sobre Córdoba de la última semana de noviembre indican un aumento, con una variación de +0,4, es decir, en el rango que sobrepasa levemente la estabilidad en la evolución de la presencia del virus. Los investigadores recuerdan que “esta técnica de análisis de las aguas residuales detecta el virus excretado por personas asintomáticas, presintomáticas, sintomáticas e incluso mal  diagnosticadas”, por lo que es una fotografía real de la evolución del Covid en una población, antes de que se pueda detectar a través de pruebas a los pacientes.

Así, el análisis de las aguas residuales de la EDAR La Golondrina de Córdoba a través de las muestras tomadas en 20 semanas desde la del 12 al 18 de julio dibuja la evolución de la presencia del virus en la capital, con semanas marcadas por el aumento, la estabilidad o la disminución del Covid.

Las etapas de aumento del coronavirus en las aguas residuales se ven reflejadas en varias semanas del verano y el otoño: del 26 de julio al 8 de agosto y con un “aumento significativo” en la semana del 16 al 22 de agosto. Es justo después, en la semana del 25 al 31 de octubre, se produjo una explosión de casos en la ciudad cordobesa. El aumento se repite en la semana del 8 al 14 de noviembre. Un resultado ascendente que también se ha repetido en la última semana analizada con datos disponibles -la del 22 al 28 de noviembre-.

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