Laura Sánchez Mata, estudiante del Máster de Ingeniería Agronómica impartido por la Universidad de Córdoba; Marta Salvachúa, estudiante del Máster en Ciencias y Teconologías Químicas (Khemia) impartido por la Universidad de Granada, y Yolanda López González, del Máster Universitario en Tecnología e Industria Alimentaria importadio en la Universidad de Sevilla, son tres de las seis finalistas al mejor Trabajo Final de Máster (TFM) seleccionadas por CaixaBank y la Universitat de Lleida a través de la Cátedra AgroBank 'Calidad e Innovación en el sector agroalimentario'.
Alineado con el compromiso de CaixaBank de impulsar el talento femenino, AgroBank tiene el propósito de reconocer y fomentar el papel de la mujer en el ámbito agroalimentario, según ha recogido la entidad en un comunicado.
Es por ello que el premio de la Cátedra AgroBank 'La ciencia en femenino: Premio al mejor Trabajo Final de Máster' respalda a las mujeres científicas que trabajan en los campos de la agricultura, la ganadería y la alimentación, promoviendo de esta manera la equidad de género en el ámbito científico. En este sentido, los galardones, que este año alcanzan la cuarta edición, buscan reconocer la excelencia femenina entre las alumnas que hayan cursado un máster sobre el sector agroalimentario, impulsando así su carrera.
Las estudiantes competirán por un premio de 3.000 euros, otorgado por la Cátedra AgroBank, destinado al mejor TFM por su innovación, calidad o seguridad alimentaria.
En este marco, Sánchez ha sido seleccionada gracias a su destacado Trabajo Fin de Máster (TFM) titulado 'Evaluación de la espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano para la determinación de la calidad precosecha de sandías', que plantea la incorporación de técnicas analíticas objetivas y no destructivas para el seguimiento de la maduración de los frutos en el campo y la determinación del momento óptimo de su recolección.
En este sentido, este TFM parte de la base de que, actualmente, la determinación del momento óptimo de cosecha de las sandías se basa en métodos subjetivos como el golpeteo de los frutos, una práctica laboriosa y costosa que tiene que realizarse por parte de cuadrillas de especialistas.
Además, a diferencia de otras frutas, la sandía no continúa madurando tras su recolección, con lo que debe ser cosechada cuando el fruto ha alcanzado su madurez fisiológica. En este contexto, Sánchez plantea en su proyecto el uso de la espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano (NIRS) como una tecnología analítica digital y no invasiva adecuada para evaluar la madurez de sandías intactas.