jueves. 28.03.2024

El servicio de desarrollo infantil se presta en las instalaciones de la Residencia Fepamic para personas gravemente afectadas. Allí se ubica la sala de integración sensorial y psicomotricidad, la de logopedia y tratamientos específicos y se llevan a cabo las distintas terapias. La sala de integración sensorial es una de las más completas de Andalucía, además de los materiales con los que cuenta para trabajar las distintas patologías, el aula cuenta con un software desde el que se controla la iluminación, el sonido, el proyector y todos los elementos de la sala. También se utiliza un sistema de realidad virtual destinado a potenciar las capacidades cognitivas y visomotoras del niño denominado “rehabilitación gaming system”.

“En Fepamic llevábamos 30 años trabajando con enfermos neurológicos, pero nunca con niños. En principio era una sala blanca, una sala Snoezelen, en las instalaciones de la residencia, pero por el perfil de los usuarios no se utilizaba mucho, unas dos veces a la semana, pero poco más. Y pensamos que, si transformábamos la sala blanca en una sala de integración sensorial, sería una oportunidad para trabajar con niños. Abrimos la posibilidad y empezamos enoctubre de 2016 con un niño. Ahora mismo tenemos 44 sesiones a la semana, todas las tardes cubiertas, y hemos ampliado terapias y servicios”, explica Raquel Osuna, terapeuta ocupacional y coordinadora del servicio de Neuro Rehabilitación y Servicio de Desarrollo Infantil de Fepamic.

El equipo de profesionales trabaja desde un amplio abanico de enfoques y técnicas para realizar un seguimiento personalizado, integral y adaptado a las necesidades del niño. Los tratamientos que se realizan van desde la integración sensorial o la psicomotricidad hasta la estimulación del lenguaje y la reeducación miofuncional, además de fisioterapia, terapia ocupacional, neuropsicología, psicología infantil y familiar, logopedia, atención temprana, apoyo y refuerzo educativo y técnicas de estudio. Se trata de un tratamiento personalizado que incluye la atención y apoyo a las familias y un seguimiento del niño en sus actividades cotidianas, ya que los profesionales contactan con el centro escolar y ofrecen formación a los padres. Otro de los puntos a destacar de su metodología de trabajo es que siempre se aborda la patología a tratar desde los distintos criterios profesionales del equipo, “aunque venga para psicología siempre intentamos rotarnos porque son diferentes puntos de vista y cuando nos sentamos a hacer las reuniones siempre hay alguien que ve algo que tú no has visto”, dice Raquel Osuna.

La coordinadora del servicio de desarrollo infantil cuenta que “nuestra metodología de trabajo y nuestra misión es que no sea un gabinete al uso, sino, sobre todo, el tratamiento personalizado y trabajar con las familias. Cuando viene un niño visitamos el colegio, visitamos la casa, intentamos intervenir en todas las actividades de la vida diaria, hacemos formación con los padres, visitamos el centro escolar, etc.”. La atención integral incluye los test de valoración homologados internacionalmente como el K-BIT, Bayley y Nepsy entre otros. Cuentan varias baterías de test certificados y homologados que resultan muy útiles para realizar el diagnóstico y elaborar los informes de los niños.

Las sesiones son completamente individuales, entra un niño por sala y profesional. No entran dos o tres niños a trabajar cada uno con un profesional, “aunque así optimizaríamos más el recurso, pero decidimos que la calidad de la terapia bajaría bastante si lo hacíamos”, añade la responsable del servicio.

En cuanto a las patologías de los menores que reciben atención en este servicio, son muy variadas. Hay niños con parálisis cerebral, con trastorno del espectro autista, con necesidades educativas especiales, con TDH, trastornos del espectro autistas, trastornos de conducta, síndrome de Rett, trastorno límite de la personalidad, retraso madurativo, y también algunos tratamientos “por ejemplo, vienen durante cinco o seis meses porque se ha roto la tibia y el peroné y a nivel motor tiene mucha inseguridad a la hora de correr… entonces trabajamos una estimulación de psicomotricidad. Eso son tratamientos más puntuales que no tienen un seguimiento”, aclara Raquel Osuna.

Las edades de los niños y niñas atendidas van de los pocos meses a los 18 años. La mayoría de los niños que reciben este servicio necesitan terapia durante largos periodos de tiempo, muchos de ellos de por vida. Las patologías que se abordan son muy diversas, algunos pequeños tienen discapacidad, otros acuden, por ejemplo, por un retraso cognitivo o un trastorno del espectro autista, problemas del desarrollo, trastornos de conducta o problemas para relacionarse.

Hasta ahora, concluye Raquel Osuna, los padres han conocido la existencia de este servicio mayoritariamente por el boca a boca, ya que nadie se imagina que el aula esté dentro de las instalaciones de la Residencia de Fepamic.

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