Esta situación pone en alerta el estado general del campo por lo que exige a las administraciones que se adopten medidas para paliar las pérdidas que previsiblemente sufrirán los agricultores y ganaderos.
Por ejemplo, Fernández de Mesa afirma que, de seguir así la meteorología, las hortalizas no se podrán sembrar, lo que influirá en pérdidas de empleo para técnicos agrícolas, tractoristas, aplicadores y demás personal laboral, además de ventas nulas de semillas, fertilizantes, productos fitosanitarios y todo lo que dependa del sector agroganadero.
“Y es que la sequía es como una pandemia de la agricultura porque empieza en el campo, pero acaba afectando a todas las zonas rurales y todo su desarrollo económico”. Porque también, con respecto a la arboleda de riego en general, es importante matizar que, ante un estrés hídrico extremo, la recuperación de las producciones tarda de uno a tres años después de que finalice la sequía, lo que quiere decir que “si la sequía es extrema, la ruina de los agricultores está asegurada y se llevará por delante a todas las comarcas con sus pueblos al frente”.
Por tanto, Asaja pide a las administraciones públicas que se adopten las medidas necesarias para hacer frente a esta situación de sequía que atraviesa el campo cordobés. Entre ellas, el sector necesita la condonación de los cánones de riego e impuestos directos, bonificaciones en la seguridad social y reducción de los costes eléctricos de las explotaciones, “ya que no se riega y encima hay que pagar”.
Igualmente, la organización agraria solicita que se ponga en marcha el acceso de forma automática a los ERTE sin trabas administrativas o rebajas del IVA.
Asimismo, Fernández de Mesa considera necesario el adelanto de las subvenciones y la creación de líneas ayudas, ágiles y directas, el aplazamiento de deuda y acceso a financiación a largo plazo.