25 de noviembre. Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un jueves lluvioso y frio no impidió que unas 500 personas salieran ayer por las calles de Córdoba para poner el grito en el cielo grisáceo y clamar por las mujeres que ya no están. En este día se reclama el fin de la violencia de género, violencia que por desgracia sufren muchas mujeres. Se reclama que haya los medios necesarios para evitar estas situaciones, para que esta lacra no acabe con más vidas.
"¿Cuántas tienen que morir asesinadas para acabar con esto, para que se considere una forma de terrorismo contra las mujeres y se pongan los recursos necesarios para ponerle fin?" se preguntaba en voz alta María Gómez, la vicepresidenta de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia de Género, la entidad organizadora de la marcha. Ella recalca la importancia de visibilizar esta realidad, "que ha pasado a segundo término con la pandemia, dejando indefensas a muchas mujeres junto a sus maltratadores".
Según Gómez, durante el confinamiento esta plataforma recibió en tres meses las mismas llamadas que en todo un año, por parte de mujeres que se sentían "desprotegidas en sus casas". En su opinión, "la pandemia no puede ocultar ni esconder otra vez esta forma de violencia". Convencida de la vulnerabilidad de todas las víctimas, la vicepresidenta de la plataforma ha vuelto a reclamar en nombre de los presentes que se "cumpla de una vez por todas el 100% del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que solo ha desarrollado un30% de las medidas que planteaba".
"Nos pueden confinar, pero no callar", rezaba uno de los carteles de la manifestación. "El negacionismo de la violencia de género ya está en las instituciones", señalan desde el movimiento feniminista. Y desde ahí, desde esas mismas instituciones "se están avalando discursos que ya creíamos superados y que dificultan la construcción de una sociedad justa, libre e igualitaria, donde las mujeres no tengamos que seguir apareciendo como cifras en las estadísticas de asesinatos machistas año tras año".
Junto a carteles con los nombres de las 47 mujeres asesinadas en lo que va de año, hombres y mujeres participantes en la macha han dado su testimonio contra la violencia machista: "Estoy aquí porque mi hermana fue víctima de violencia machista y su hijo pequeño también y no se hizo justicia", aseguró Almudena, "mi hermana sigue tocada por todo lo que pasó, hay que parar esto como sea". "Yo vengo porque mi madre ha sido mujer maltratada y la he visto sufrir mientras la gente de alrededor le decía que la culpa era suya, que lo dejara, sin ofrecerle ayuda", ha explicado Inés, que reclama más implicación de la sociedad para rechazar al maltratador en lugar de acusar a la víctima.
En el manifiesto que han leído antes de iniciar la manifestación, la Plataforma Cordobesa contra la Violencia de Género ha reclamado una larga lista de cuestiones que servirían para acabar con las bases de esta forma de violencia. Esta lista es extensa y que atañe a muchos ámbitos: piden que se priorice en la nueva ley educativa el enfoque afectivo sexual, "que es clave para erradicar esta forma de violencia", una ventanilla "especializada en violencia de género en las oficinas del Defensor del Pueblo y una ventanilla única donde cada mujer pueda realizar los trámites de una sola vez al interponer la denuncia". Han exigido al Estado "que las Fuerzas de Seguridad hagan su trabajo con empatía y profesionalidad" y "más medios económicos y ayudas en la búsqueda de empleo para las víctimas de violencia para que puedan vivir lejos de sus agresores".
A los medios de comunicación, les reclaman que apuesten por una labor "educadora y social y abandonen el tratamiento morboso de los casos de violencia y que se respete el sufrimiento de las familias". A la justicia, le piden que los procesos judiciales sean "limpios y rápidos" para que las mujeres no sigan siendo "las presuntas culpables". También exigen más protección para las víctimas, y que se modifique el Código Penal respecto a los delitos de abuso sexual para que se derogue ese tipo penal y no se discuta el consentimiento de la víctima, garantizando su derecho a obtener reparación íntegra.
Tras la lectura del discurso, que repitieron dos veces, la marcha comenzó a caminar por las calles cordobesas: desde la Puerta de Sevilla hasta la Diputación. Muchos asistentes estaban seguros de que estas marchas son necesarias: "contra esto solo cabe hablar alto y claro, no podemos callarnos ni un día". Quizá llegue un momento donde se necesite un día para reclamar la libertad y la igualdad de las mujeres. Hasta entonces, las marchas moradas serán necesarias para luchar por todas las que no están.
