sábado. 20.04.2024

Estela, de 39 años, es una enfermera española que vive y ejerce en París, Francia. Desde hace tres meses una vecina, Christine, lleva tuppers de comida y flores al cuarto piso del edificio, donde vive Estela, situado en Vincennes, en la Petite Couronne. 

"Cuando empezó el confinamiento, el 15 de marzo, casi todos los vecinos del último piso se marcharon. Son casas con apartamentos muy pequeños que alquilan principalmente estudiantes o solteros y solteras. Pensé que Estela, que es enfermera, no solo se iba a quedar sola sino que además iba a tener mucho trabajo cuidando a enfermos, y eso me puso muy triste" relata Christine Duval mediante correo electrónico a Uppers.

Estela cuenta que empezó mediante un mensaje, "me mandó un mensaje y me preguntó si podía subirme un plato que había cocinado para cenar, pero esa noche yo estaba en el hospital. Al día siguiente me volvió a escribir diciéndome que en mi puerta encontraría un plato vegetariano y algo dulce para acompañar el café", prosigue, "cuando llegué me encontré con cuatro tuppers y un ramito de flores cogidas de su jardín, que está como el mío en la parte trasera del edificio. Ensalada de pasta con verduras frescas, lasaña vegetal (una de las más ricas que he probado), fresas, frambuesas, arándanos, tiramisú casero… Christine se acordaba de que yo soy casi vegetariana, y eso que solo hemos comido juntas una vez hace dos años". Un detalle que recalca Estela, ya que "esto de que recuerde que apenas como carne es muy importante, yo he tenido novias que después de meses me seguían preguntando que si el jamón y el pollo los como o no".

Este acto de apoyo a Estela también sirve para apoyar al resto de trabajadores que han luchado en esta pandemia. Estela por su parte, subía a su Instagram las fotos de lo que se encontraba en la puerta de su casa cada vez que volvía del hospital. "Ha sido muy reconfortante saber que había alguien pendiente de mí y tan accesible. Aunque no nos viésemos, la sentía pegadísima a mí", agradece Estela.

"El sentimiento de gratitud hacia los enfermeros y médicos y la sensación de no poder hacer mucho más", según Christine, es lo que le impulsó, a ella y con ayuda de su marido e hijos, a estar pendiente de su vecina. Para así, ayudar de cierta manera o echar un cable a la persona más cercana. 

A día de hoy Christine le sigue dejando comida en la puerta cada varios días, a pesar de que ella ha vuelto al trabajo también. Ha dejado un poco de lado la comida casera y ha optado por la preparada, pero que, sin duda, sigue siendo un gran gesto y ayuda.

Una mujer le deja a su vecina enfermera tuppers de comida y flores en su puerta durante...