Nate Viands realmente es una fuente de inspiración para todos los que aman la vida y el deporte. Y ni siquiera ha cumplido los 10 años. Nate fue un niño normal hasta los tres años. Su salud empezó a resquebrajarse. Un niño que hasta entonces estaba lleno de vida empezó a dar alarmantes muestras de fatiga, sumado a temperatura corporal muy baja, palidez o círculos negros bajo los ojos. El análisis clinico no puedo tener un veredicto más cruel: Nate tenía leucemia.
Arrancaba para Nate un maratón por la vida. Durante 3 años estuvo recibiendo tratamientos de quimioterapia, a la par que siguiendo el consejo de su oncólogo salía habitalmente a la naturaleza y hacía deporte. Nate acompañaba con la bici a su padre que entrenaba para correr maratones. Hasta que un día la casualidad (más bien un olvido) convirtió a Nate de ciclista a corredor. Su padre olvidó meter la bici en el coche y una vez ya en el campo la mejor alternativa fue correr juntos. La sorpresa para el padre de Nate es que su hijo con apenas 7 años podía seguirle a su ritmo normal de entrenamiento.
Dos años después Nate corría el Maratón de Baltimore... ¡y le ganaba a su propio padre que sólo le puedo acompañar hasta el kilómetro 12! Nate estuvo a punto de hacer los 42'195 km a menos de 5 minutos el kilómero (terminó en 3h 32').