sábado. 20.04.2024

Los investigadores españoles Antonio Corredor Molguero, Carlos Fermín Menéndez Díaz y la científica Margarita Salas han sido nominados al Premio al Inventor Europeo 2019, según ha anunciado la Oficina Europea de Patentes (OEP), que concede este galardón. Esta edición del Premio es la primera de la historia en contar con dos nominaciones españolas, del total de 15 nominaciones. El último nominado español fue José Ángel Ávila en 2017.

Corredor y Menéndez son finalistas en la categoría 'Industria' tras haber permitido la aplicación industrial de unas unidades de hormigón denominadas Cubipods que fueron originalmente ideadas y patentadas por investigadores universitarios, que buscaron la ayuda de la industria para llevar su producto al mercado.

Se trata de un molde reutilizable que crea bloques de hormigón para proteger puertos y costas, ahorrando costes de construcción y ayudando a utilizar los recursos de forma más eficiente.

Hoy en día, el molde es comercializado por el grupo global de infraestructuras OHL, a través de su filial especializada SATO, empresa especializada en el sector de obras marítimas y portuarias con sede en España, y única licenciataria del Cubipod. El molde se ha utilizado para producir los bloques para las defensas portuarias en Argelia, Dinamarca y España, y también se están explorando mercados en Chile, México y Marruecos.

Por su parte, Margarita Salas es una de las tres finalistas en la categoría 'Lifetime Achievement'. La OEP reconoce su invención pionera que permite que las pruebas de ADN reconstruyan genomas completos a partir de pequeñas muestras como un folículo piloso o un rastro de sangre, una invención que se ha convertido en un pilar de la genética moderna y tiene aplicaciones en una amplia gama de campos.

Profesora Honoraria del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Salas descubrió que un virus bacteriano relativamente simple, pero poco estudiado, phi29, podía crear una enzima que ensamblaba moléculas de ADN mucho más rápido que las alternativas y con mucha más precisión. La científica aisló la enzima y demostró que también funcionaba en células humanas, desbloqueando aplicaciones revolucionarias para las pruebas de ADN. Actualmente, el método es ampliamente utilizado en laboratorios de genética de todo el mundo.

Salas y el CSIC presentaron la primera solicitud de patente en Estados Unidos en 1989 para proteger la enzima y sus usos, siendo concedida en 1991. La patente europea se concedió en 1997. Dicha patente se convirtió en la más rentable jamás presentada por el CSIC, generando regalías de más de 6 millones de euros entre 2003 y 2009. La primera patente europea para la 'phi29 polimerasa del ADN' expiró en 2009, lo que dio lugar a que otras empresas compitieran en el mercado de la amplificación del ADN. El mercado de productos que incorporan esta enzima creció hasta alcanzar los 50 millones de euros en 2012, y se espera que alcance los 156 millones de euros en 2020.

Tres españoles finalistas del Premio al Inventor Europeo 2019