jueves. 18.04.2024

Larissa Brown, una superviviente de cáncer decidió tener a su hija a pesar de que los médicos le dijeron que padecía el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico. Sin embargo, a pesar de los malos pronósticos, la joven decidió no detener su embarazo.

La mujer, que había padecido cáncer cuando tenía más de 20 años tuvo que pasar por muchos tratamientos contra el cáncer que le dificultaban la posibilidad de tener hijos. Por eso, cuando recibió la noticia de su embarazo fue como un milagro caído del cielo.

En seguida, los médicos le aconsejaron interrumpir el embarazo, pero ella ni se lo pensó: “No teníamos en nuestros corazones interrumpir el embarazo, y nos sentimos como las peores personas del mundo por elegir continuar, pero no podíamos renunciar a ella”, asegura Larissa para el Daily Mail.

A las 38 semanas de embarazo le realizaron una cesárea a Larissa que conllevaba grandes riesgos. Solo disponían de 30 minutos desde que nacía el bebé para administrarle un medicamento que afortunadamente salió bien.

Con solo seis días la bebé, Georgia, se sometió a una cirugía de corazón abierto que no salió como esperaban, sufrió un colapso pulmonar. Lo que le provocó daños significativos, circulación excesiva y niveles de oxígeno muy bajos.

Pocos días después, la pequeña tuvo que someterse a otra intervención y tras 169 días ingresada en el hospital, Georgia recibió el alta y pudieron volver a casa.

A sus 11 meses de vida, según el Daily Mail,  los padres de la pequeña cuentan que ha evolucionado muy bien y que siempre está sonriendo.

Una superviviente de cáncer decide tener a su hija que iba a nacer con medio corazón