Después de más de dos décadas buscando respuestas, Magda Berg, una mujer de 44 años residente en Buckinghamshire (Reino Unido), logró reunir por primera vez a su familia biológica. La clave del reencuentro: contratar a un detective privado que logró localizar a su madre y a sus tres medios hermanos en solo cuatro meses.
Este emotivo reencuentro familiar se produce después de una larga y frustrante búsqueda que Magda inició a los 18 años, tras perder a sus padres adoptivos en un accidente de tráfico. A lo largo de los años, recopiló pistas sobre sus orígenes: el nombre de su madre biológica, el pueblo donde nació y el convento donde fue abandonada de bebé en Polonia. Pero el cierre de esa institución religiosa truncó sus intentos por saber más.
Todo cambió en 2018, cuando una modificación en la ley polaca le permitió acceder a su partida de nacimiento original. A partir de ahí, obtuvo el apellido de soltera de su madre y la localidad donde había residido. Sin embargo, la falta de más detalles la llevó a invertir 1.300 dólares en un detective privado. La apuesta funcionó: en solo cuatro meses tenía en sus manos los nombres y direcciones de sus familiares.
La investigadora envió cartas a su madre biológica en nombre de Magda, pero no recibió respuesta inmediata. Sin embargo, fue su media hermana Beata quien encontró una de las misivas y se puso en contacto. El esperado primer encuentro entre ambas se produjo en un restaurante de Varsovia, justo después de Navidad.

“Sentí como si la conociera de toda la vida”, relató Magda. “Fue como reencontrarme con mi otra mitad. Compartimos una conexión inmediata, increíble”.
Más tarde, su madre accedió a reunirse con ella en una cafetería. Allí le confesó que tenía solo 20 años y era soltera cuando quedó embarazada. Con el tiempo, se casó con otro hombre y tuvo tres hijos más: Beata, Daria y un hijo.
Actualmente, Magda mantiene un fuerte vínculo con sus hermanas biológicas, con quienes se encuentra al menos dos veces al año y conversa habitualmente por mensajes. “Es maravilloso. Nos parecemos físicamente y compartimos gustos por la lectura, los paseos por el bosque y el turismo”, explicó. Incluso su sobrina la llama “mi tía de Inglaterra”.
“Por primera vez en mi vida siento que pertenezco a algo. Me hace muy feliz poder decir ‘mis hermanas’… y todavía me sorprendo al oírme decirlo”, afirma con emoción.
Una historia de reencuentro familiar y resiliencia que inspira
El caso de Magda Berg es un ejemplo inspirador de cómo la perseverancia, el amor y la tecnología pueden derribar barreras del tiempo y la distancia. Una historia perfecta para quienes buscan esperanza en sus propias búsquedas familiares.