jueves. 25.04.2024

El médico brasileño, Marcos Fonseca, tuvo que tomar una decisión el pasado enero. La vida de su madre corría peligro y ante la saturación de los hospitales en su país, la subió al coche y fueron a casa. “Tuve miedo de que muriera en mis brazos”, confesó a La República. Así, un hijo salvó la vida de su madre. 

Casi dos millones de personas viven en la ciudad de Manao, capital de la Amazonía brasileña, vivió durante los meses de abril y mayo una situación devastadora, los cuerpos fallecidos por el COVID-19 se acumulaban en cámaras frigoríficas en la calle y las fosas comunes eran constantes. Sin embargo, el doctor Fonseca, médico de urgencias, no iba a permitir que su madre falleciera, o al menos iba a intentar dar todo de él para que Ruth, de 56 años y enfermera, pudiera salvarse. 

Ahora Ruth se encuentra a salvo y recuperada, pero Fonseca cuenta cómo pudo crear una especie de hospital en su casa. “Llamé a todos mis amigos y antiguos pacientes a los que había tratado a domicilio para pedirles ayuda”, cuenta. De esa manera, consiguió un tanque de oxígeno y un ventilador mecánico no invasivo que instaló en torno a una cama de hospital improvisada en su propio cuarto.

Ruth tenía que ser intubada, pero su hijo tuvo que buscar alternativas. “La mantuve viva con un aparato de nebulización” y un catéter nasal para facilitar su respiración, explicó. “Fueron cuatro días sin apartarme de su lado”, agregó.

Marcos Fonseca no quiere atribuirse el mérito, pero la dedicación y determinación para cuidar a su madre fueron claves para su recuperación, él lo atribuye “a su voluntad de vivir y la obra divina”.

Un médico brasileño consigue salvar la vida de su madre improvisando un hospital en casa