miércoles. 24.04.2024

Irene Gonzalo  es una joven de 25 años que vive en Roda de Ter, Barcelona. Hace poco recibió la primera dosis de la vacuna de Moderna en el Hospital Clinic de Barcelona y no pudo contener la emoción. Pues años y medio atrás, y en ese mismo hospital, le trasplantaron el hígado por una enfermedad que le provocaba infecciones en las vías biliares.

 La propia Irene comentaba que "el día que recibí la vacuna me emocioné porque ha sido un año muy duro y la vacuna suponía un respiro. Cuando comenzó la pandemia solo hacía cuatro meses que me habían hecho el trasplante y llevaba ya en casa un par de años bastante complicados por mi enfermedad". 

"Al ser una persona trasplantada, tengo que vigilar más que el resto. Yo veía que mis amigos llevaban una vida que yo no me podía permitir aún, porque si yo dejaba de vigilar, aunque solo fuera una tarde, no sabía lo que me podía pasar", confesaba.

La pandemia no ha sido nada fácil para Irene, que cuenta que "todo ha sido un peligro constante". "No me podía relajar en ningún momento. Ni siquiera ir a ver a mis padres era seguro porque ellos trabajan", explica.

Ya ha recibido las dos dosis  y su vida ahora es mucho más fácil, aunque admite que todavía le da un "poquillo de miedo" hacer según qué cosas. "Ya he cenado con algún amigo en algún sitio cerrado, guardando las distancias. De hecho, ya he empezado a utilizar mascarillas higiénicas en vez de las FFP2, que era las que siempre me ponía", cuenta.

Irene estudia Traducción e Interpretación, ha escrito el libro 'De zero a quatre mil seixanta-un metres', que significa 'De cero a cuatro mil sesenta y un metros' y en él cuenta su trasplante.

Irene, una joven trasplantada de hígado, recibe la vacuna muy feliz: "Me emocioné...