viernes. 29.03.2024

Deandre Hopkins es uno de los mejores receptores del fútbol americano y su madre, a pesar de ser ciega, siempre acude a los partidos sentándose en el mismo sitio. Es por ello que cuando Hopkins logra anotar, corre en busca de su madre para dedicárselo.

Sabrina Greenlee ha sufrido casos verdaderamente dramáticosa lo largo de su vida. La madre de Deandre Hopkins fue abusada sexualmente, se quedó viuda muy joven e intentó suicidarse hasta en tres ocasiones, pero los tantos que su hijo le dedica en cada partido le han vuelto a devolver la sonrisa.

Uno de los mejores 'wide receivers' en la NFL. Siete campañas, 54 touchdowns y 621 recepciones para 8.460 yardas. Talento puro para atrapar los lanzamientos más difíciles. Una velocidad tremenda para despistar a los mejores defensores.

El joven de 27 años, nacido en un barrio humilde de Clemson, Carolina del Sur, podría festejar sus touchdowns con las coreografias típicas de los jugadores de NFL, pero ha elegido otra manera de celebrar. Cada vez que pisa la end zone para firmar uno, DeAndre busca a su madre en la grada para asegurarse de que ella se haga con el balón. La escena llamó la atención, y la historia detrás del gesto se hizo popular tras un reportaje de ESPN y una entrevista del canal de YouTube norteamericano 'The Madd Hatta Morning Show' a la madre de Hopkins, Sabrina Greenlee.

En 2002, Sabrina se encontraba en otra relación abusiva. Durante una discusión en la casa de su novio, la madre de DeAndre fue sorprendida por otra mujer, Savannah Grant, una posible amante de él, que llegó de repente con un vaso de ácido y se lo tiró al rostro. Greenlee sufrió quemaduras en la piel, pasó un mes en coma y se quedó ciega.

Tres años después, sin poder ver, sin salir de casa con vergüenza de las marcas dejadas por el incidente, y tras intentar suicidarse tres veces, Sabrina recibió una exigencia de su hija que le cambiaría la vida. "Shanterria tenía siete años, tenía hambre, y me buscaba para pedirme comida. Llamé a conocidos para ayudarme, pero nadie podía. Empecé a llorar, no sabía qué hacer, pero decidí entrar en la cocina. Tenía que cuidar de mis hijos, y creo que desde ese momento nada más pudo detenerme", relata Greenlee.

DeAndre Hopkins, mientras, apoya la causa e intenta retribuir todo el esfuerzo de su madre. "La llevo en la mente en toda jugada que hago, siempre imagino su reacción y le entrego el balón para que pueda sentirme", dice el receptor que a cada touchdown atrae las miradas de todos... hacia Sabrina.

Deandre Hopkins, jugador de fútbol americano, dedica cada tanto a su madre ciega