jueves. 28.03.2024

Caritas solicitó ayuda el pasado 1 de febrero ante la falta de alimentos en sus almacenes. La respuesta fue muy buena tanto por parte de la sociedad como de las empresas y Caritas podrá seguir ayudando a sus numerosos usuarios. Ahora a puesto en marcha unas tarjetas para que estos puedan hacer la compra.

El coordinador en Cáritas Diocesana de Ibiza , Gustavo Gómez, ha explicado que tras solicitar ayuda recibieron numerosas donaciones, como de Mercadona y Eroski, de la clínica Nuestra Señora del Rosario o de DC-10 con 10 toneladas. También se sumaron particulares.

Por otro lado, se agilizaron las gestiones para los convenios con el Ayuntamiento de Vila y Consell para gestionar ayudas para la compra de alimentos. Además, Caritas está a punto de recibir la partida de ayuda que reciben desde el Ministerio a través de la Cruz Roja cuatrimestralmente, 40 toneladas de alimentos, y una ayuda de Govern Balear. Esto significa que ya se ha resuelto la emergencia que sufrió Caritas hace unas semanas. Por ello, Pedro Ramírez, responsable de recursos y alimentos de Cáritas, agradece el esfuerzo: «si por mí fuera en la primera plana del Periódico de Ibiza y Formentera lo único que pondría es ‘Gracias’».

Tarjeta solidaria

La propuesta de ayuda económica a través de una tarjeta para hacer la compra también se ha puesto ya en marcha. Caritas tiene un convenio con Mercadona. La empresa se hace cargo de los gastos de emisión, trámite y envío de las tarjetas, aunque de manera inminente los supermercados Eroski participarán en la iniciativa.

Esta es una buena forma de que el usuario no tenga que hacer colas y poder acceder a los alimentos de una manera más digna. El coordinador de caritas ha expresado que es una estrategia que “queremos potenciar, pero que depende mucho de nuestro potencial económico”.

Por el momento el plan cuenta con dos tipos de tarjeta, de cien y de doscientos euros, las cuales Caritas se encarga de recargar mensualmente según las necesidades del usuario. Es una trabajadora social la que decide a quien se conceden las tarjetas según sus circunstancias personales para asegurar así su correcta utilización. ”Es una manera de que el usuario pueda comprar producto fresco y de su necesidad sin tener que adaptarse a lo que se ofrece en las dependencias de Cáritas” explica Ramírez, «una ayuda económica que dignifica más a la persona y con la que no se siente tan marcada como estando en una cola de 50 personas», añade Gómez.

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