viernes. 29.03.2024

La manta de una joven adolescente californiana mantiene viva la memoria de las víctimas del COVID-19. En un año muy complicado que ha dejado a muchas personas y familias sin recursos, ha utilizado una curiosa manera para coser y recordar las historias que se llevo este virus,

"No veo telas. No veo fotos. Veo personas", dijo Madeleine Fugate, de 14 años, sobre su colcha.  La madre de Anna, una niña de 13 años, envió una emotiva carta a Madelaine apenas dos semanas después de la muerte de su hija, contando su historia. "Era bailarina y le encantaba actuar. Nos dejó a mí, a su padre, a dos hermanas y a dos hermanos. La echamos mucho de menos", decía la carta. 

Otra misiva, también enviada a Madelaine, procedía de la familia de un veterano de la Segunda Guerra Mundial. "Como tantos otros, mi padre murió solo en una residencia de ancianos sin que nadie le diera la mano ni le consolara", decía. 

La colcha COVID de esta niña de 14 años comenzó como un proyecto de historia inspirado por su madre, Katherine, la madre de la joven, ayudó a crear la Colcha Conmemorativa del SIDA en honor a más de 125.000 vidas perdidas.  "Le conté a Madeleine esas historias y lo curativas y casi mágicas que eran para mí", comentó Katherine Fugate. "Ella dijo: 'Mamá, tenemos que hacerlo'". 

Fugate ha recibido cartas de lugares tan lejanos como Nueva Zelanda, mientras que, para aliviar su dolor, ella teje un pequeño dibujo como símbolo de recuerdo y consuelo. "Se trata de personas que vivieron y murieron y que merecen ser recordadas", dijo. "Necesitan ser recordados. Y yo ayudaré a recordarlos". 

 

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