El suceso ocurrido en Málaga fue denunciado por un tío de la desaparecida, por no saber nada de ella en mucho tiempo. Los agentes del cuerpo nacional de la policía la encontraron en un domicilio donde llevaba recluida los últimos 18 años. Además, no existen registros públicos que acrediten el movimiento de la desaparecida, ya que su última renovación del documento nacional de identidad data del 2001, y tampoco constan asistencias a dicha persona por parte del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
La mujer fue encontrada sin musculatura en las piernas, de modo que no podía caminar de manera normal. La desaparecida convivía con su madre septuagenaria y una hermana de edad similar. Según descubrió la investigación, la familia salía a la calle con normalidad en alguna que otra ocasión, exceptuando a la desaparecida, además que varios vecinos declaran que tenían un comportamiento reservado y huidizo del mundo. La compra llegaba a la casa a domicilio, era habitualmente realizada por internet.
A todo esto, se le suma la incapacidad de la madre durante un año completo para recibir su pensión de viudedad ya que no renovó su documentación. Esta situación se conoce gracias a una funcionaria que también ayudó a la familia a tramitar la instalación de un contador tras un corte del suministro del agua.
La progenitora se negó en todo momento a que las autoridades pudiesen entrar y comprobar la salud de su hija, esto llevó a los agentes a pedir una orden judicial para entrar al domicilio, cosa que finalmente, realizaron a la fuerza con ayuda de los servicios sociales del Ayuntamiento de Málaga.
La desaparecida declaró estar confinada por voluntad propia. Toda la familia presentaban un estado emocional alterado. Finalmente, los tres miembros de la familia accedieron voluntariamente al traspaso de la desaparecida a un hospital para recibir la atención médica especializada necesaria.
