miércoles. 24.04.2024

Daniel, (36) hermano de Rubén (26), conductor del ciclomotor, afirma que su hermano “tenía hundido el cráneo y le pusieron hierros desde la cadera hasta la rodilla, estuvo ingresado en la UCI 9 días: ni los médicos sabían si iba a salvarse”. Sin embargo, tras 3 meses hospitalizado y 222 días de recuperación, Rubén pudo salir de su odisea gracias a su gran fuerza vital.  

Este siniestro tuvo lugar el domingo 5 de mayo del 2019, en Granada. Rubén iba conduciendo con su moto, para entregar comida a domicilio, por la calle Arabial hacia Neptuno y el conductor del Mercedes clase B de la calle Buenaventura Carreras a Profesor García Gómez. 

El atestado policial señalaba a Rubén como presunto culpable del choque ya que uno de los dos testigos, Antonio, declaró que él iba con su moto delante del Mercedes cuando ocurrió todo y pudo ver cómo Rubén, el otro motorista, se saltaba un semáforo en rojo. Debido a ese siniestro de cruzar en fase roja por parte del motorista, le dejaba sin opciones de reclamar una indemnización por las graves lesiones que sufrió. 

La familia de Rubén nunca creyó esa versión de la Policía Local y confiaban plenamente en el relato de que su hermano iba conduciendo despacio la moto cuando un coche se lo llevó por delante. Respaldando esta historia también estaba la otra testigo, Inmaculada, que se encontraba como peatón, esperando a que su semáforo se pusiera en verde. Ella, por el contrario, solo vio al conductor de la moto tirado en el suelo y al conductor del Mercedes cuando tuvo lugar el accidente. A esa versión se une también el quiosquero que tiene ubicado su establecimiento en el cruce de las calles donde esto se produjo y de nuevo solo vio a los dos protagonistas del accidente. No había rastro de la supuesta moto que iba por delante del Mercedes.

Por todo ello, Daniel concluyó que “el conductor del coche llamó a un amigo suyo y fue al lugar del accidente para hacer de falso testigo”. Necesitaba demostrar tal hecho y gracias a la ayuda de su abogado Joaquín Perales, experto en casos de tráfico de accidente, que les aconsejó a la familia que contrataran a unos detectives privados, consiguieron demostrar la realidad de la inocencia de Rubén. 

Para demostrar su inocencia, los detectives averiguaron que David, el conductor del Mercedes estaba contratado en un concesionario de vehículos y contactaron con él por teléfono. Estos fingieron ser clientes dispuestos a comprar un coche descubriendo así que el testigo Antonio M.L de Tenerife, era amigo de David y que estuvo con él la última vez que viajó a Granada. Refiriéndose a él como “Antoñito”. Es decir, entre el conductor del Mercedes y Antonio el testigo había una relación de amistad. Los detectives viajaron a las Islas Canarias y le explicaron las consecuencias legares que podía tener un falso testimonio, por ello, Antonio decidió firmar con su puño y letra un documento donde dijo “Yo Antonio M.L., con DNI (xxx), me desentiendo del accidente por falta de visión, por no ver con certeza lo ocurrido el 5 de mayo de 2019 al meter mi vehículo con el parking una vez producido el accidente. Desde el primer momento del atestado ya declaré que no he visto nada, que me imaginaba lo ocurrido”.

Con toda esta información, el abogado Joaquín Perales planteó un acuerdo extrajudicial a la compañía aseguradora del conductor de Mercedes. Esta propuesta consistía en la indemnización a Rubén con la suma de 184.686 € por lesiones como 9 costillas rotas, fractura abierta de fémur, traumatismo craneoencefálico y pérdida del riñón izquierdo. 

El pasado jueves, se concluyó un acuerdo con la indemnización de 145.854 € para Rubén, el conductor del ciclomotor a cambio de que no ejerciese acciones con los juzgados. 

En definitiva, toda una gran labor de investigación para desmontar la acusación falsa de Rubén esclareciendo los hechos y haciendo justicia.

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