La Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, ha lanzado, a través del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), una campaña de sensibilización y prevención del consumo de pornografía, dirigida especialmente a adolescentes y jóvenes con el lema 'Lo que quieres saber del sexo que no te lo enseñe el porno'. Esta iniciativa, que cuenta con vídeo, cartelería y cuña de radio, se difundirá en espacios exteriores, como salas de cine, redes sociales y medios de comunicación.
La consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Loles López, ha expresado durante la presentación su preocupación por "la visión que el porno traslada a la juventud sobre las relaciones afectivas y sexuales". En este sentido, ha resaltado que "el porno es la antítesis de una relación sexual con respecto, cariño y empatía. En el porno hay una ausencia total de valores. El porno cosifica a las mujeres, su papel es de sumisión".
Distorsión de la realidad
López ha explicado que la campaña es muy directa y clara: "Lo que sale en un vídeo porno no es la realidad. Una película porno no es un manual de sexualidad". En esta misma línea, ha añadido que "la vida real no es como la vemos en la pantalla. La vida real tiene valores que la pornografía ignora, y eso se traduce después en frustración, porque la realidad nunca va a cumplir las expectativas, mientras que las chicas dejen de ser personas para convertirse en una cosa".
La responsable andaluza de Igualdad ha destacado que esta situación "nos tiene que hacer reflexionar a la sociedad en su conjunto, a los que estamos alrededor de menores y jóvenes". Asimismo, ha insistido en que tenemos que hacer reflexionar a adolescentes y jóvenes, pero también a madres y padres porque "esta es una realidad que tenemos que afrontar cuanto antes mejor".
Además, ha puesto el foco en que estudios recientes muestran que el consumo de pornografía en la juventud es elevado y cada vez más temprano. Un informe de la Fundación FAD Juventud alerta que las y los menores tienen su primer contacto con la pornografía entre los 9 y los 12 años, aunque el consumo se vuelve más regular a partir de los 13, especialmente entre los chicos, quienes suelen buscar activamente este contenido.