Un investigador de la Universidad de Granada (UGR) ha hallado en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge un texto inédito hasta la fecha que ha atribuido al filósofo y médico cordobés Maimónides. La importancia de este hallazgo, realizado de manera casual durante una revisión de materiales lexicográficos de origen andalusí, es que es la primera vez que se encuentra un texto de este autor escrito en lengua romance, además de en judeo-árabe.
José Martínez Delgado, catedrático del departamento de Estudios Semíticos de la UGR, se encuentra realizando una estancia de investigación en la Universidad de Cambridge. Revisando materiales lexicográficos de origen andalusí de la Guenizá de El Cairo de la colección Taylor-Schechter de dicha biblioteca para un nuevo proyecto sobre esta comunidad judía medieval, llamó su atención la grafía claramente andalusí del fragmento T-S NS 163.57.
Una guenizá es un depósito que tienen las sinagogas dedicado a almacenar los manuscritos deteriorados u obsoletos. No se trata de conservarlos, sino de evitar que un texto que contenga el nombre divino reciba un trato indigno. En el siglo XIX, en El Cairo se descubrió una guenizá con gran cantidad de manuscritos olvidados que se habían conservado gracias a las condiciones climatológicas específicas del lugar.
“Este depósito es nuestra cantera principal donde obtener material de fechas bastante tempranas. En mi caso me ocupo tanto de los textos de contenido lingüístico como de los textos andalusíes. En la actualidad sus materiales están dispersos por el mundo, pero los tres grandes contenedores son la Universidad de Cambridge (colección Taylor-Schechter), Biblioteca Nacional de San Petersburgo (colección Firkovich) y la Biblioteca del Jewish Theological Seminary of America (colección ENA), entre otras”, explica el investigador de la UGR.
Al analizar un fragmento de la guenizá de la Universidad de Cambridge, “de alguna manera, su grafía me resultaba familiar y, tras consultar a mi colega Amir Ashur de la Universidad de Tel Aviv (Israel), ambos concluimos que el glosario es una nueva muestra autógrafa de Maimónides. Amir Ashur se ha encargado de demostrar la autoría de Maimónides contrastando esta copia con otras autógrafas bien conocidas que se conservan en la misma colección”, explica Martínez Delgado.
Glosas en judeo-romance
La importancia de este glosario judeo-árabe autógrafo es que tiene glosas en judeo-romance que ambos investigadores datan claramente en la segunda mitad del siglo XII, añadiendo nuevas muestras muy tempranas para el estudio de este grupo de lenguas.
“La complejidad de las glosas y mi certeza de que fuesen autógrafas de Maimónides me llevaron a pedir a mi colega Alberto Montaner Frutos de la Universidad de Zaragoza que se encargase de su análisis, que fue revisado además por Javier Rodríguez Molina, investigador de la Universidad Complutense de Madrid”, apunta el catedrático de la UGR.
El texto en cuestión conserva cuatro apartados o categorías de palabras ordenadas por campos semánticos: 1. colores, 2. sabores y aromas, 3. acciones y 4. alimentos. Los investigadores han llevado a cabo una revisión detallada de este breve glosario y preparado una edición del texto que aparecerá en breve en la revista Sefarad del CSIC.
A manera de ejemplo y para ver cómo trabaja Maimónides, la lista de los colores es, en este orden: blanco, negro, azul, rojo, verde, amarillo, ‘vinoso’, luz, oscuridad. Es fácil detectar las secuencias y criterios lógicos de ordenación. Comienza con blanco (el más básico de los colores) seguido de su antónimo. A continuación, se enumeran colores que nos recuerdan a los primarios y parece cerrar con secundarios o derivados. Las voces luz y oscuridad, que vincularían al grupo con el sentido de la vista, han sido descartadas y la lista ha quedado finalmente reducida al campo de los colores.
“Aunque no conocemos textos de Maimónides, ni otros a los que pudiese tener acceso, sobre los colores, nuestra propuesta no pasa de una conjetura, pero creemos que la interpretación de esta lista podría ser la siguiente: [Los colores básicos y antónimos son] blanco/negro. [Los colores primarios son] azul, rojo, verde [y] amarillo. [Los colores derivados son como el] ‘vinoso’”, señala el investigador.
Lo mismo ocurre con la lista de sabores que incluye doce voces: dulce, amargo, salado, agrio, picante, astringente, insípido, grasiento, agradable, desagradable, buen olor, mal olor. Pueden reconocerse dos unidades básicas: relación de sabores y dos parejas de antónimos. En todo caso, intervienen tres conceptos: sabor, gusto o sensación gustativa (reacción emotiva asociada a un sabor) y olfato o sensación olfativa (reacción emotiva asociada a un olor). Es fácil intuir que los sabores y olores se referirían a las sensaciones y efectos que provoca la ingesta de alimentos y bebidas. La interpretación de esta lista podría ser la siguiente: [En la ingesta, un alimento puede resultar] dulce, amargo, salado, agrio, picante, astringente, insípido, grasiento. [Esto puede producir una sensación] agradable [o] desagradable. [Análogamente, los alimentos y bebidas pueden tener] buen olor [o] mal olor.
Algunas voces de estas listas están glosadas en Judeo-Romance por el propio Maimónides, sin que podamos saber si fue él mismo quien incluyó esas glosas gracias a sus conocimientos de romance (en principio, andalusí) o si, por el contrario, fueron uno o varios informantes quienes le ayudaron a completar su lista. Las perplejidades a las que abocan rasgos lingüísticos incoherentes entre sí impiden clarificar la cuestión. Sirva de ejemplo algunos ejemplos de la lista de alimentos: ḫubz = pʾn [pan], māʾ = ʾqwʾ [agua], nabīḏ = wiyn [vino], laḥm = qʾrnʾ [carne], fākihah = ʾfrwṭ [fruta], baṣal = sybwley [cebollas], ṯūm = ʾlyw [ajo], lift = nbw [nabo], ‹kurun›b = qwly [coles], kurrāṯ = powriy [puerros], qamḥ = grʾn [trigo], fūl = f‹b›e‹y› [habas], zaytūn = wĕliwey [olivas], tīn = fiyḡey [higos], tamr = ‹dʾt›yly [dátiles’, ḫawḫ = persq [melocotones].
Lo primero a tener en cuenta es que cuando Maimónides redacta estas listas, entre los años 1168 -cuando llegó a Egipto- y 1204 -año de su muerte-, el romance andalusí se hallaba ya en vías de una imparable extinción que culminó en el siglo XIII.
Rasgos italianos
“Aunque hay un abundante número de voces en estas listas que pertenecen con seguridad al romance andalusí y otro casi igual que podrían hacerlo, hay numerosos elementos que se resisten a esta explicación. Por ejemplo, la presencia de rasgos italianos o italianizantes, sobre todo en la forma de los femeninos y los plurales (a-e/o-i), podría hacer pensar en un informante bilingüe siciliano”, destaca Martínez Delgado.
Sin embargo, las coincidencias con esta variedad románica son mínimas y, en general, hay notables divergencias en la evolución fonética, que alinean las voces más bien con el iberorromance. Se podría, entonces, pensar en varios informantes de diferentes orígenes, lo que al menos contaría con una base histórica. Sabemos que entre finales del siglo XII y comienzos del XIII llegaron a Egipto oleadas de grupos de judíos provenientes de la Europa cristiana y encabezados por rabinos. Maimónides ya había mantenido previamente correspondencia con algunos de ellos en hebreo, mientras estaban en Provenza, gracias a la presencia de mercaderes egipcios en la zona. Muchos de estos inmigrantes, especialmente los rabinos, se establecieron en Alejandría, donde algunos de ellos llegaron incluso a ser nombrados jueces de las comunidades judías. Lógicamente, los recién llegados no conocían el árabe, al menos durante sus primeros años en Egipto, y la correspondencia que se mantuvo con ellos y conservamos en la Guenizá está redactada en hebreo.
En definitiva, el sincretismo que se aprecia en el glosario se podría quizá explicar en una elaboración personal de Maimónides, a partir de retazos y conocimientos sueltos, aunque eso exige un recién adquirido conocimiento del plural en italorromance, suficientemente nítido como para superponerse al recuerdo de otras formas que pudiese haber oído en Alandalus o conocer por sus contactos provenzales.
“Pese a todo, resulta imposible pronunciarse de manera taxativa, al menos con la información actualmente disponible, sobre el enigmático origen de los glosemas romances anotados por Maimónides en estas cuatro listas”, concluye el catedrático de la UGR.
Maimónides fue un filósofo y médico cordobés del siglo XII, conocido en la literatura judaica (en la que ha ejercido una incalculable influencia) por ‘Rambam’, acrónimo de Rabí Moisés ben Maimón.
Su juventud transcurrió de ciudad en ciudad, acosado por la persecución religiosa desatada por los almohades. Establecido en El Cairo (Egipto) fue médico de la corte del rey Saladino y se cuenta que también trabajó para Ricardo Corazón de León, en tierras árabes, con motivo de la tercera cruzada. Maimónides fue considerado como el filósofo judaico más importante de la era postalmúdica y su obra influyó notablemente en pensadores cristianos y árabes.
Los investigadores agradecen al doctor Ben Outhwaite, director de The Guenizah Research Unit de la Universidad de Cambridge su labor para facilitar las gestiones para el estudio de este texto.