jueves. 28.03.2024

La sanidad española pasa por unos muy malos momentos en estos meses de pandemia, esto afecta a todos los sanitarios y en consecuencia a los pacientes que requieran de algún tratamiento o cuidado. La semana pasada hablamos en este mismo medio del triste fallecimiento de una mujer embarazada en un hospital de Granada con tan solo 29 años, a causa del Covid.

Por desgracia hoy no traemos buenas noticias referentes a este hecho, ya que la paciente, pasaba por un embarazo de riesgo ya que presentaba claros problemas debido a su cardiopatía y no solo eso, sino que durante la gestación contrajo Coronavirus. Por lo tanto lo más lógico habría sido pasar a la hospitalización y control inmediato de la paciente. Sin embargo, desde Atención Primaria esto no se vio como necesario, por lo que el seguimiento de la paciente se realizó de manera telefónica a distancia de la evolución de su cuadro clínico.

La joven acudió el pasado 4 de diciembre por segunda vez a urgencias con unos problemas respiratorios, unas urgencias hospitalarias de Granada donde tras pasar a la UCI, por desgracia, 48 horas después, el pasado 6 de diciembre acabaría falleciendo debido a una parada cardiorrespiratoria, aunque pudieron salvar mediante cesárea al bebé que estaba en su séptimo mes de gestación.

Lo incomprensible de esta cruda historia no es la actuación por parte del equipo sanitario de aquel hospital de Granada, sino los casos similares que están dándose a nivel nacional, de parecidas circunstancias y donde se está actuando de una manera poco efectiva. Por ejemplo, en Burgos, Sonia falleció debido a un cáncer debido a que el tumor se extendió durante los tres meses en los que no tuvo cuidados y en los que estuvo pidiendo una analítica y una cita presencial en su médico de cabecera, cita que nunca llegó.

O el caso de Aitor, un niño de la localidad valenciana de Petrer, que tras acudir un total de cinco veces al hospital de Elda junto a su madre sin llegar a ser ingresado ni ser sometido a una prueba que llegase a detectar la peritonitis en ninguna de las ocasiones, enfermedad que acabó con su vida a la pronta y triste edad de ocho años.

Estas son tan solo, tres más de las víctimas que se suman a la, por desgracia, larga lista de víctimas de esta época de mala atención médica a las personas que realmente lo necesitan, debido al virus al que nos enfrentamos. Es cierto que el Covid ha acabado con la vida, sueños y esperanza de muchas personas, no solo a lo largo de España, sino a lo largo del mundo, pero esto no es motivo para ignorar las urgencias de otros muchos españoles que luchan por seguir con vida contra enfermedades igual de graves o con mayor urgencia, pues no combatimos contra un virus, sino combatimos para proteger a nuestra población, y eso, por desgracia, está dejando de suceder.

Es normal que los más afectados pidan explicaciones al Ministerio de Sanidad, pues, los sanitarios, lejos de ser los culpables, son solo un objeto más del Gobierno que los mantiene trabajando en un horario a veces inhumano en la época de pandemia y con continuos recortes a la sanidad que en momentos como este podrían haber servido para salvar las vidas de aquella madre para que viese crecer a su niño en Granada, para que Sonia pudiese disfrutar de unos años de vida maravillosos junto a su familia unidos en la lucha contra el cáncer o la larga vida que tenía por delante el pequeño Aitor, para conocer amigos, jugar y sobre todo, crecer.

Según fuentes, la joven embarazada tan solo acató ordenes de mantenerse en aislamiento domiciliario, haciendo caso de su prescripción médica, junto a su marido, que también había sido infectado por el virus. A principios del confinamiento, la gestante comenzó a sentirse mejor, los problemas llegaron a finales del mes de noviembre y principios de diciembre. En Atención Primaria solo se le ayudó de manera telefónica, llevando su seguimiento, aunque finalmente acudió en dos ocasiones a la entidad hospitalaria de Granada. La primera de las veces acudió unos días antes del viernes 4 de diciembre y esta joven embarazada llegó alertando de que padecía problemas respiratorios y una hiperventilación.

Las fuentes aseguran que la embarazada fue sometida a todo tipo de pruebas, para posteriormente a estas recibir el alta hospitalaria, ya que le dijeron que se trataba simplemente de ansiedad. En su segunda visita al hospital, presentó los mismos problemas respiratorios, además de un pulso bajo. La embarazada, de 29 años, se encontraba en la semana treinta de gestación cuando fue ingresada en el Hospital San Cecilio de Granada y su pronóstico se agravó tanto en solo unas horas que terminó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Desde la noche del sábado al domingo, la joven de 29 años entró en parada cardiorrespiratoria. El personal sanitario del hospital trató por todos los medios sacarla de la parada, pero ya era imposible. Al no poder hacer nada optaron por intervenir a la cesárea para salvar de inmediato la vida de aquel pequeños que se gestaba en su interior. Un niño que jamás podrá conocer a su madre debido al Coronavirus.

Desde el Hospital San Cecilio no se pronuncian para asegurar o desmentir que se le diagnosticara a la mujer de ansiedad, al igual que no se pronuncian de ninguna manera la Consejería de Salud, manteniéndose al margen de lo sucedido y recibiendo todo tipo de críticas no solo por los familiares de aquellas personas desatendidas y que han fallecido, sino del público en general.

La embarazada fallecida por Covid de Granada solo fue atendida mediante seguimiento...