jueves. 25.04.2024

Las innovaciones tecnológicas, la descarbonización del modelo productivo o la transición digital imponen un uso mundial cada vez más intensivo de minerales y metales, lo que obliga a mirar hacia abajo, hacia el subsuelo, en busca de nuevas reservas de materiales estratégicos. Ese interés ha orientado la mirada hacia la minería andaluza. En la comunidad, se encuentran en activo más de 57 autorizaciones de investigación mineraque tienen incidencia sobre más de 30.000 hectáreas y comprometen una inversión superior a 50 millones de euros procedentes de grandes grupos empresariales internacionales.

De ellas, la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades ha concedido desde 2019 un total de 37 permisos que afectan a una superficie de 51.348,85 hectáreas del territorio andaluz y suponen una inversión privada aproximada de 14,7 millones de euros.

Las licencias de investigación se conceden, de acuerdo con la Ley de Minas, por un periodo de tres años y otorgan a su titular el derecho a realizar, dentro de un perímetro demarcado, los estudios y trabajos dirigidos a descubrir nuevas reservas de recursos y yacimientos. La mayoría de estos permisos en Andalucía se circunscriben al ámbito de los minerales metálicos, en el que cuenta con una histórica tradición y mantiene una posición de liderazgo en términos de producción y actividad empresarial en el contexto nacional.

En concreto, de las 37 licencias, 34 corresponden a trabajos de exploración en minerales metálicos (cobre, oro, plata, plomo, zinc, galena, fluorita, ocre o hierro), minerales no metálicos (yeso y grafito) y rocas industriales (caliza, mármol, diabasas, arenisca, diorita o caliza marmórea). Las tres restantes investigan la existencia de productos energéticos, concretamente lignito.

Además de los permisos de investigación otorgados y en ejecución, una muestra del elevado interés de los inversores en la investigación minera en Andalucía lo constituyen las más de 190 autorizaciones que están solicitadas para su tramitación que llevan asociado un presupuesto que puede superar los 70 millones de euros.

Actividad minera

Estas autorizaciones anteceden a la puesta en marcha de cualquier actividad minera en la región. Se centran, o bien en antiguos yacimientos que quedaron sin actividad por varias razones (entre ellas, falta de rentabilidad económica o ausencia de tecnología adecuada), o bien en áreas geológicas de alta potencialidad que, por su proximidad a esas explotaciones o por el conocimiento que se tiene de las propias características del terreno, pueden ofrecer nuevas oportunidades de actividad económica. En su concesión, la Consejería de Transformación Económica vela por que los proyectos de exploración sean viables técnica y económicamente y sean proporcionados y adecuados al tipo de recurso que se propone investigar. En el caso de obras concretas como sondeos de investigación, deberá tramitarse un plan de restauración y la autorización ambiental correspondiente.

El proceso de la investigación minera requiere de importantes inversiones y un trabajo de varios años, con una duración media de más de seis, y con un porcentaje de éxito generalmente bajo, que en el caso de la minería metálica aún es inferior, por los exigentes requisitos técnicos, económicos y ambientales que supone pasar de un recurso investigado a un proyecto de explotación.

La confirmación de indicios sobre la existencia de un determinado recurso da lugar al inicio de un nuevo procedimiento independiente encaminado a solicitar la autorización para explotar el recurso minero, que implica a varios departamentos del Ejecutivo autonómico y a otras administraciones. En este proceso, el visto bueno de la Consejería de Transformación Económica se centra en evaluar la viabilidad, la seguridad, la sostenibilidad y solvencia del proyecto minero, así como su plan de restauración. A ello se sumarán los correspondientes permisos ambientales de la Junta y otros trámites de diversa naturaleza, como son los de carácter urbanístico o los de aguas exigidos por el organismo de cuenca competente.

En cualquier caso, desde la Junta, que es la administración competente en la gestión del dominio público minero, se vela por que la puesta en marcha de cualquier actividad minera cuente con todas las garantías de eficiencia, seguridad y sostenibilidad dada su repercusión en el territorio y en el desarrollo de las comarcas en las que se localizan. Por eso, se prima a aquellos proyectos que incidan en el uso sostenible y eficiente de recursos naturales, pongan el acento en la minimización del impacto medioambiental de la actividad minera, redunden en la economía circular e incluyan el enfoque integral de la restauración minera.

Desde el análisis documental hasta la prospección

La investigación minera comprende diversas fases de trabajo que, con carácter general, tienen una escasa incidencia sobre el territorio. Entre las diferentes tareas incluidas destacan las labores de gabinete, que se centran en el análisis documental del área de interés seleccionado; o el trabajo de campo, que implica la realización de inspecciones, los levantamientos geológicos y las recogidas de muestras de carácter geoquímico de aguas, rocas y suelos. A esas actuaciones se suman las de prospección, fase en la que se llevan a cabo ensayos de geofísica sobre el territorio o desde el aire, sondeos mecánicos, calicatas (excavaciones para tomar muestras) e, incluso, se abren pequeños accesos al recurso minero en cuestión.

Para la ejecución de estas tareas, se emplean técnicas y tecnologías cada vez más innovadoras que, en la última década, han experimentado una evolución considerable, al incorporarse los avances en los equipos y tecnologías de prospección geofísica, de realización de sondeos, de análisis de datos. Pero también al generalizarse el uso de medios aéreos, que ofrecen más prestaciones con respecto a los equipos terrestres. Permiten ampliar la cobertura de las áreas que son objeto de estudio y posibilitan discriminar a mayor profundidad ofreciendo información sobre materiales y sobre la composición de los suelos y del subsuelo.

Atrás quedan las prácticas en las que la simple delimitación de posibles recursos naturales implicaba alterar la zona en estudio. Ahora la geofísica aerotransportada y los sensores remotos permiten detectar mineralización a varias profundidades con impacto ambiental mínimo.

Andalucía es pionera en el uso de técnicas punteras de exploración minera. El departamento que dirige Rogelio Velasco ha formado parte del proyecto europeo INFACT, dedicado a la innovación de las tecnologías relativas a la materia en el marco del Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE H2020.

La iniciativa, recién finalizada, tiene como objetivo proponer una nueva forma de exploración de recursos mineros que sea socialmente aceptada, respetuosa con el medio ambiente y avanzada tecnológicamente, además de reevaluar el potencial minero en Europa. Para el desarrollo del proyecto comunitario se eligió tres ámbitos de referencia: uno en Alemania, otro en Finlandia y el tercero, en Andalucía, concretamente en la Faja Pirítica Ibérica, de tradición romana. A través de esta iniciativa, en Cobre Las Cruces, en Sevilla, y Minas de Riotinto, en la provincia de Huelva, se probaron tecnologías no invasivas mediante instrumentos aerotransportados en helicópteros, en pequeños aviones y en drones.

Instalaciones de la empresa minera Aguas Teñidas, en Huelva.

Instalaciones de la empresa minera Aguas Teñidas, en Huelva.

En la provincia de Almería, desde 2019 se han otorgado cuatro permisos para localizar minerales metálicos, industriales y rocas ornamentales (mármol), que suponen una inversión de 1,02 millones. En Córdoba los proyectos permitidos ascienden a ocho y se centran en diversos minerales como cobre, oro, plata, plomo, hierro, cobre, diabasas o arenisca, que conllevan un desembolso empresarial de 3,56 millones. En la provincia de Granada, los doce permisos dados, a los que se asocia un presupuesto de 4 millones, se orientan hacia la prospección de minerales energéticos como el lignito, yeso, caliza y minerales metálicos e industriales.

Por su parte, en la provincia de Jaén, desde el inicio de la legislatura se han concedido tres permisos de investigación para localizar cobre, plomo, cinco y yeso con un montante de 2,55 millones. En Málaga, la Consejería ha dado luz verde a una autorización para investigar la existencia de grafito con un presupuesto de ejecución de trabajos de 115.900 euros. En Sevilla, los proyectos suman un total de nueve, todos ellos tienen como objetivo buscar minerales metálicos, industriales y rocas ornamentales (cobre, zinc, plata, plomo, oro o caliza).

El mapa andaluz de los recursos mineros

Los recursos mineros en Andalucía se encuentran ampliamente distribuidos por toda su geografía. En torno a 260 municipios albergan alguna explotación minera y en 45 de estas localidades el número de explotaciones mineras supera las cinco. Además, deben tenerse en consideración un amplio número de municipios en los que, sin haber aún actividad de explotación, sí existe un potencial minero que está siendo evaluado en los correspondientes permisos de investigación.

La presencia de minerales metálicos, entre los que destacan el cobre, el zinc y el plomo, se concentra en el Macizo Hespérico en el norte de las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén, aunque en el caso del hierro también existen zonas amplias de las provincias de Almería y Granada, en las zonas internas de la Cordillera Bética. El oro y la plata se encuentran en Almería, en el Complejo Volcánico del Cabo de Gata, por un lado, y en la Faja Pirítica, en las provincias de Huelva y Sevilla, por otro.

Las rocas ornamentales carbonatadas, mármoles, calizas y travertinos están muy extendidas en las provincias de Almería, en la Sierra de Macael; y de Granada y, en menor medida, en la Sierra de Huelva. Los granitos ornamentales se centran en el norte de la provincia de Huelva, Sevilla y Córdoba, mientras que las pizarras se encuentran mayoritariamente en las provincias de Almería y Granada.

Por su parte, el carbón se halla en el valle del Guadiato, en la provincia de Córdoba y, en menor medida, en la provincia de Sevilla, mientras que los lignitos se localizan en la provincia de Granada.

El grupo más ampliamente representado y disperso es el de las rocas y minerales industriales, mientras que el más concentrado es el grupo de los energéticos, especialmente el uranio, limitado a pequeñas zonas de los límites de las provincias de Jaén y Córdoba.

Liderazgo en producción de metales

La minería es una actividad capaz de generar un gran arrastre económico en las comarcas y regiones en las que se desarrolla, convirtiéndose así en una oportunidad para el desarrollo industrial y el empleo de calidad.

Andalucía es una región minera histórica, que cuenta con unos extraordinarios recursos geológicos. Algunos de sus primeros yacimientos de época romana todavía siguen en activo, como es el caso de las Minas de Riotinto. La comunidad ha consolidado su liderazgo en términos de producción, empleo y número de explotaciones. De hecho, representa el 40% del valor de la producción nacional, alcanzando los 1.359 millones de euros, seguido por Cataluña a una considerable distancia, con un 13%. Asimismo, genera 10.000 puestos de trabajo directo y hasta 30.000 indirectos y cuenta con 469 explotaciones mineras. En los últimos años la actividad ha venido experimentando un crecimiento espectacular y encabeza la producción de minerales metálicos, con un 90% del total nacional.

Esta actividad ha propiciado en la última década una inversión de en torno a los 2.000 millones de euros y los últimos datos de exportaciones confirman un importante aumento de las ventas al exterior de los minerales andaluces. Por todo ello, este segmento productivo está despertando el interés de grandes grupos internacionales por sus infraestructuras y alta potencialidad minera. La propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su informe sobre la minería andaluza presentado en junio de 2021, resaltaba esa posición de liderazgo y las numerosas ventajas competitivas de Andalucía para situarse a la vanguardia de la minería sostenible.

Con el fin de reforzar esa posición privilegiada de la que disfruta la minería andaluza en el conjunto de España, la Consejería de Transformación Económica comenzó el pasado ejercicio a redactar la Estrategia para una minería sostenible en Andalucía, que establecerá las bases de la política autonómica de apoyo a este sector hasta 2030. La nueva planificación pretende fortalecer esta industria en toda la cadena de valor, mejorar su competitividad, apoyar la internacionalización de su tejido empresarial o impulsar la investigación de los recursos minerales disponibles. Asimismo, incluirá medidas para lograr una sostenibilidad ambiental en las explotaciones a largo plazo y para continuar reforzando la seguridad de la actividad.

Otra medida promovida por la Junta apunta a la creación de la Red Andaluza de Municipios Mineros, que será un mecanismo de coordinación con las administraciones locales para fomentar el desarrollo local de este sector, motor de crecimiento económico y de vertebración del territorio, sobre todo el de carácter rural. Con dicha red se pretende fortalecer los ecosistemas mineros locales y favorecer la participación de los gobiernos municipales con el fin de avanzar en la consolidación de una industria extractiva moderna, innovadora

Andalucía, referente minero en la transición energética

Todas las materias primas minerales han condicionado el desarrollo humano desde los albores de la historia y su importancia siempre ha sido estratégica. Un apunte que lo constata: El origen de la UE se fraguó en 1952 cuando seis países integraron una alianza para la producción de carbón y acero.

En la actualidad, la doble transición verde y digital universalmente aceptada por todos los países, con matices y distintas agendas, no será posible sin las denominadas materias primas críticas y éstas no estarán garantizadas sin la minería. La Comisión Europea actualizó en 2020, con la interrupción del comercio internacional y la paralización de las líneas de producción por falta de suministros debido a la pandemia de la Covid-19, su listado de materiales estratégicos. Grafito, antimonio, magnesio o litio se incluyen en esa lista que comprende 20 materias primas.

Esas sustancias son relevantes en la producción de una amplia selección de productos y servicios de uso cotidiano, pero, sobre todo, son esenciales para el desarrollo de innovaciones emergentes y para la consecución de una economía baja en carbono y circular. El cobre, el níquel o el cobalto se encuentran en los móviles. La plata y el estaño están presentes en los sistemas de circuitos y las tierras raras, en los paneles solares. Además, la reconversión del sistema eléctrico en centrales renovables, la renovación de todo el parque automovilístico en vehículos eléctricos o el uso generalizado de bateríasrequerirán de mucha más extracción de recursos como el cobre, el níquel, el cobalto o el zinc.

En el subsuelo de Andalucía, escondidos entre fajas y filones, se encuentran muchos de esos materiales y minerales estratégicos como el cobre, zinc, plomo, cobalto, flúor, boro, wolframio, grafito, níquel, tierras raras o litio, entre otros. Por ello, la minería metálica andaluza está llamada a jugar un papel determinante en el cambio del modelo productivo orientado hacia una economía sostenible y digital, tanto en el contexto nacional como europeo, y en la reducción de la dependencia del exterior, teniendo en cuenta que la UE es uno de los mayores consumidores de minerales del mundo.

El sector minero andaluz deberá responder a esos retos desde unas prácticas ambientalmente respetuosas, minimizando el impacto y los riesgos y generando una optimización social en el territorio. Para lograrlo, en España se dispone de una de las legislaciones más exigentes del mundo y en Andalucía se cuenta con las tecnologías extractivas más modernas y sostenibles que lo hacen posible.

Cobre, Zinc, Granito, Plomo o Carbón: Lo que el subsuelo cordobés esconde